Hoy estoy en uno de esos días, uno de esos jodidos días que tanto miedo les estoy cogiendo últimamente, y te diré por qué, es bastante sencillo…
Últimamente siento que no puedo más, que no puedo con todo, que el mundo se me viene encima y no sé como cojones pararlo, y entre que intento seguir tirando y aguantando, estos sentimientos de fracaso y desesperación se van apoderando lentamente de mí.
¡De mi!
Yo, que soy una súper mujer, que puedo con todo lo que me echen. Me da igual donde sea, en el trabajo, con los amigos, la familia, mis hijos, mi pareja, el colegio de los niños… ¡puedo con eso y más!
Pero hoy no, hoy ha sido un día diferente para mi, desde por la mañana temprano empecé a notar que no me podía ni mover, sentía todo el cuerpo muy cansado, me dolía la cabeza, incluso juraría que me dolía hasta el pecho de la presión que estaba sintiendo.
En ese momento me di cuenta, NO, no puedo ahora mismo con todo, no puedo más.
Y tú ¿te has sentido así en algún momento?
Vivimos en la sociedad del no parar, de donde los ritmos y el hecho de tener que llegar a todo es casi una obligación, y el día que no puedes, sientes que has fracasado en todo y más.
Que todo el trabajo que llevabas a las espaldas no ha funcionado para nada, que como hoy no has podido, todo lo demás pierde valor o ya no tiene sentido.
Pero querida mía, te diré, que no, que porque hoy sencillamente no puedas con nada mas, ¡No pasa absolutamente nada!
Recuerda que porque hoy no puedas, no quiere decir que mañana o pasado vaya a ser así.
Todos tenemos la capacidad de exigirnos más y más y parece que cuanto más desarrollada la tienes, mejor eres en todo. No te diré que esta cualidad no sea buena, pero el que está para exigirse, tiene que estar para saber frenar.
Uno de nuestros grandes fallos como sociedad sin duda es el hecho de no darnos permiso a nosotros mismos para sentirnos derrotados o cansados, y que si por un momento te sientes así, rápidamente pensarás que has fracasado.
Parar no es fracasar, parar es ponerme por delante, priorizarme por una vez, (ya que hace algún tiempo que ni yo misma me reconozco), mirarme en el espejo y decirme ¿Qué necesitas tú, ahora mismo?
Si la respuesta es parar, para, no tengas miedo, ¿Qué es lo peor que puede pasar? Pues te lo diré yo, que tu cuerpo, tu mente y todo tu ser se vuelvan a poner en consonancia y puedas por fin ver las cosas desde otra perspectiva.
Hay días que no se puede más, pero eso no deshace todo el camino que ya llevas hecho, no temas por perder nada, porque ya te estás perdiendo a ti misma desde que no te escuchas.
Repite conmigo, HOY NO PUEDO MÁS, Y NO PASA NADA.
Aprendamos a darnos permiso, para coger aire, ver las cosas con otra perspectiva y seguir con nuestro camino, lo mismo después de ese parón tomamos decisiones más beneficiosas para nosotras, aunque de primeras no asusten, si las has tomado desde la calma, bien tomadas están.