Para poneros en contexto empezaré por decir que por lo general me cae mal todo el mundo. Antes no era tan así, pero es que la gente no para de fallarme y decepcionarme y yo ya no lo intento. De base: sois todos unos hijos de puta. Qué maja soy, ¿verdad? El caso es que realmente cuando quiero puedo ser encantadora. Tanto que mi madre me ha llamado la atención más de una vez. “Cuando vas a ver a tus abuelos eres encantadora sin embargo conmigo no lo intentas ni un poco” y otras acusaciones en esa línea. Por lo tanto, cuando me han propuesto la idea de hacer un challenge que implique mantenerme en línea y ser amable pues me ha parecido una idea maravillosa. Los resultados la verdad es que han sido muy dispares. 

Lunes 

Así es. Lo primero que noté nada más llegar a la oficina es que ser amable con todo el mundo (hasta la gente que no soportas) se convierte en un constante perder el tiempo en conversaciones absurdas con todo el mundo. De normal digo buenos días y tiro a mi mesa, pero cuando tienes que ser amable te ves envuelto en todo tipo de conversaciones eternas que te dan igual. Siempre se me dio mal el small chat eso de generar conversación con la gente. 

El mismo lunes me llené la mesa de notitas en la pantalla del ordenador que decían Se amable, #amablechallenge, BE NOICE y otras frases motivadoras que no me hicieran olvidar mi misión (aquí los postits de Pedrita Parker me vinieron estupendos).  

Martes

Cada vez que alguien venía a mi mesa, en vez de llevar los cascos para parecer estar escuchando música concentrada, me paraba a hablar con los compis de curro, les saludaba e intentaba interesarme lo más posible por sus vidas. La verdad es que el martes esto empezaba a pesarme.

Miércoles 

El miércoles empezó el agobio en mi trabajo (siempre hay picos de trabajo) y ya no me apetecía tanto pararme a hablar, pero era un monstruo que ya no podía parar. Incluso algunos me habían preguntado por las notitas y esperaban ansiosos su dosis de conversación conmigo. #agotador. 

Jueves 

Intentar ser amable… SALE MAL. El jueves todo acabó cuando hacia las 6:30 de la tarde un compañero de trabajo me la lió y en ese momento no pude morderme la lengua ni callarme y muy amable tampoco fui. Ya desde ahí todo fue cuesta abajo porque llegué a casa y al ver una sartén mal fregada y cochambrosa me enfadé, la tiré a la basura y generé un poco el mal rollo durante 2 horas.  

Viernes 

El viernes fui directamente sin intención de ser amable a ninguna parte. Abortar misión. 

Lo aprendido 

La gente de la ofi estaba deseando que les prestara atención. Ser amable te hace perder un montón de tiempo y energía porque siempre están los típicos que te chupan la energía con sus problemas. La gente es ultra falsa y aún me dan pereza. Si quisiera dedicarle todo el tiempo que requiere tendría más “amiguis”. Ser neutro sigue siendo más rentable.