Nada como el verano para rememorar viejos tiempos y emocionarnos. Todos recordamos esos días infinitos de playa o piscina cuando éramos peques, y hoy venimos a recordar (con la ayuda de unas cuantas Loversizers que nos han dado respuestas a través de Instagram) algunos de esos juegos que nos volvían locas.
Jugar a las sirenas
Obvio, ahora las niñas tienen el kit con cola y todo para creerse auténticas sirenas. Nosotras no teníamos tanto gadget, pero nos lo pasábamos pipa igual.
Jugar a los Vigilantes de la Playa
Madre mía, no sé cuantísimas veces he jugado a los vigilantes en la playa. Corriendo de un lado a otro como Pamela pero sin pechotes, porque en aquella época ni nos habían salido los meloncillos. Uno hacía de turista ahogado, y otro iba corriendo haciéndose el héroe. Lo más.
Jugar a Natación Sincronizada
Otra de esas cosas que pensé que eran solo obsesión mía y veo que no, que a todas nos dio fuerte por la natación sincronizada. Desde fuera debía ser un cuadro, pero yo dentro del agua me sentía Gemma Mengual aunque lo máximo que hiciera fueran volteretas tapándome la nariz.
La rana debajo del agua o el tiburón
Clásicos populares que eran el pilla pilla acuático o ver quien aguantaba más tiempo debajo del agua.
Hacer casas en las rocas
Si eras más de playa y siempre ibas a la misma, seguro que tenías localizadas algunas rocas que convertiste en tu casa. En mi caso, mis amigas y yo teníamos nuestra roca mansión con una cocina maravillosa en la que cocer algas en una poza. Las camas eran las partes más lisitas de las rocas y tenía hasta escalones de entrada. ¡Ay, bendita imaginación infantil!
Jugar a Marco Polo
Clásico piscinero por excelencia. Uno grita Marco, los demás gritan Polo y
Jugar a las modelos con las toallas y pareos
Menudos modelazos de alta costura me hacía yo con las toallas de mi madre. Gafas de sol, bolso de playa, y a desfilar por la arena como la Shiffer.
Construir murallas en la orilla para que a tu madre no le llegase el agua
No hace falta explicarlo, seguro que tú también lo has hecho.
Jugar a adivinar películas debajo del agua
Y también canciones, claro. Que aquello sonaba a balleno pero era divertidísimo.
Jugar a hacer el pino
TODO EL RATO. De hecho más una seguimos haciéndolo constantemente aún ahora. Querednos. También a ver quien era capaz de dar más volteretas seguidas.
Hacer saltos imposibles en la piscina
Bomba era lo mínimo. Mortales, tirarse sobre colchonetas hasta pincharlas, palillo… para gustos colores.
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