La felicidad tiene nombre y apellidos: Suzanne Collins, la autora que trajo a nuestras vidas el deseo de ir con un carcaj y un arco por el mundo, vuelve con la precuela de los Juegos del Hambre: Balada de pájaros cantores y serpientes. Muchas todavía no hemos podido hincarle el diente a esta nueva maravilla, pero sí que hemos recordado cómo nos enamoramos de esta saga y por qué.

 

 ¡Aviso, puede contener spoiler! 

 

La saga que tiene como protagonistas a los adolescentes Katniss y Peeta empezó su andadura en el 2008; un mundo distópico donde el éxito reside en la capacidad de supervivencia no sólo de los personajes principales, sino de poblaciones enteras que se ven en la necesidad de hacer frente a un Capitolio que los tiene completamente sometidos. Una ficción que tiene unos coletazos de realidad que nos encantan y unos detalles rompedores que, pudiendo pasar desapercibidos, son dignos de enmarcar en cualquier debate actual. Entre estos detalles podemos encontrar el papel de la mujer como líder de masas, algunos mitos de la feminidad o, incluso, la sororidad. 

 

  • El Sinsajo: la imagen de la rebelión

Si ya de por sí, a día de hoy, sigue costando encontrar Best Sellers y películas taquilleras donde la protagonista sea una mujer autosuficiente y con carácter, cuando hablamos de ciencia ficción es una tarea aún más complicada. Bien es cierto que el panorama ha ido cambiando ya era hora, pero que una mujer esté completamente empoderada, sea la que proteja al resto de sus compañeros y que encima se convierta en la viva imagen de la revolución que cambiaría todo el sistema de Panem, fue algo absolutamente diferente a lo que nos tenían acostumbradas a leer. 

Cuesta ver que una mujer sea líder de un movimiento, e incluso se siguen cuestionando nuestras capacidades de liderazgo, así como nuestras habilidades para atraer a gente que quiera escucharnos. Por eso mismo la imagen de Katniss Everdeen nos dio esperanza, ganas y confianza para llevar a cabo todos nuestros propósitos. 

 

  • Rompiendo con los mitos de la feminidad

 

Está claro que nuestra querida Collins también estaba cansada de la imagen que nos venden sobre cómo ser femenina: dulce, sonriente, risueña, depilada… Así que creó una protagonista que fuera la antítesis de todos estos estereotipos. 

Katniss pertenecía al Distrito 12, la zona más marginada y alejada del Capitolio; las prioridades de una chica que tiene que preocuparse por mantener a su familia son completamente diferentes a las de otra que tenga cubiertas sus necesidades. No obstante, Katniss sí pudo haberse acostumbrado a otro estilo de vida cuando sobrevivió a los Juegos, siguiendo las costumbres del Capitolio donde la apariencia era lo más importante, pero se mantuvo fiel a su forma de ser: siguió cazando en el bosque, optó por una vida modesta y su imagen física no la inquietaba lo más mínimo.

Hay que destacar cómo se aborda la trama romántica durante toda la saga. Mientras que Peeta y Gale buscan la forma de adentrarse en el corazoncito de la Sinsajo, independientemente de lo que ocurra alrededor, Katniss deja constantemente clara su postura con frases como esta:

«Aunque hubiese matado a Peeta en la arena, seguiría sin querer casarme con nadie. Solo me prometí para salvar vidas, y mira cómo salió.»

                                                                                   En Llamas

 

«Resulta humillante que crean que dedico tiempo a pensar en quién quiero que presenten como mi amante, teniendo en cuenta las circunstancias actuales.»

                                                                                   Sinsajo

 

 

  • Juntas somos más fuertes

Otro mito extendido sobre las mujeres, tanto en libros como películas, son las relaciones de odio y competitividad entre nosotras. En los Juegos del Hambre, aun cuando se está en un contexto donde competir por salvar la vida es algo irremediable, este estereotipo da un giro de 180º. 

No son pocas las ocasiones donde Katniss opta por la alianza con las mujeres de su entorno para crear una mayor resistencia, haciendo relucir los talentos y virtudes de cada una de ellas: Rue, tributo del Distrito 11 con la cual se alía para sobrevivir en los Juegos; su hermana Prim, por la que se ofrece voluntaria como tributo, pero que, mediante el desarrollo de la historia, descubre que no es una niña débil; su madre, pese a encontrarla como una carga al principio, acaba hallando en ella todo un apoyo; incluso Johanna, con la que peor relación tiene en un primer momento, termina por ser un pilar fundamental para superar las adversidades de la guerra. 

 

Han pasado 12 años desde que llegara a nosotras la primera parte de esta saga que revoluciona a todo aquel que la lea ¡Y es que las lecturas juveniles esconden mucho más de lo que nos creemos! 

 

María Merino