Todo por mi perro:

 

Hola a todas.

Vengo a contar una historia que seguro, os va a sonar a chiste, pero os aseguro que se corresponde completamente con la realidad.

Tengo un perro de los considerados antiguamente como PPP, ya sabéis, ’’peligrosos’’.

Hemos tenido algunos problemas con nuestra comunidad de vecinos, y estábamos avisados de que a la próxima que nuestro bebé armase una de las suyas, habría consecuencias (vivimos de alquiler y nos habían propuesto marcharnos dadas las ‘’circunstancias’’).

En el jardín de al lado de casa, vive una niña de unos 7 u 8 años, que siempre lleva en sus brazos una cobaya marrón bastante graciosa y grande, de la que no se separa nunca.

Hace un par de noches, nuestro bebé llego a casa con la graciosa cobaya entre los dientes, por lo que, cuando lo vimos atravesar el portón y entrar al jardín con el animal entre las fauces, mi novio y yo nos echamos a temblar.

En ese momento se me ocurrió que lo más sensato era hacer como que no había pasado nada, pues de esa forma no podrían culpar a nuestro grandullón del drama cobayil.

Cogí al animalito y lo metí en el baño, la limpié de arriba abajo, sequé su cuerpo con el secador y la dejé preciosa e impecable, ya que venía cubierta de tierra.

Mi chico, en modo ninja, atravesó el seto y dejó a la cobaya en la jaula que el vecino tenía en la mesa del jardín y de la que nuestro pequeño sacaría a la susodicha.

Pensamos que nuestro plan había sido un éxito.

A la mañana siguiente, nos ponemos en marcha para ir al curro y, mientras atravesamos la zona común vemos como en la puerta del vecino y padre de la niña de la cobaya, había unos cuantos vecinos reunidos, y escuchamos un llanto profundo. Entendíamos perfectamente que nuestra pequeña vecina había descubierto que su compañera había pasado a mejor vida.

Mi chico, haciéndose el longui, se acercó al vecino y le preguntó: ‘’ Pepe, ¿pero qué está pasando?’’, a lo que nuestro vecino le contestó:

‘’Ay, Juan, es que no te lo vas a creer. Resulta que anoche murió la cobaya de mi hija. La enterramos en el jardín para que se despidiera de ella, y esta mañana, ha aparecido la cobaya dentro de su jaula, impecable. No sabemos cómo ha podido ocurrir pero te juro que es así, mira cómo está la cría después de habérsela encontrado cuando salía para el colegio’’.

Mi chico se quedó blanco, no sabía que responder, así que nos fuimos de allí sin decir mucho más que ‘’ qué cosa más rara, desde luego ver para creer’’.

Querida vecina, si algún día lees esto, no es brujería. Fuimos nosotros tratando de evitar males a nuestro revoltoso grandullón.

 

LadyMiau