Dicen que el amor verdadero llega cuando menos te lo esperas, cuando no lo buscas, de repente. ¿Me creo yo esas mierdas? No, no soy precisamente la persona más romántica del mundo, no me gustan las películas empalagosas, los mensajes del tipo: Mi amor, eres la luz de las estrellas que me ilumina cada día, gracias por entrar a mi vida (añade después emojis de estrellas y corazones), mira no, me dan ganas de vomitar. Pero sí me considero cariñosa y detallista, algo muy diferente a la idea de romanticismo extremo que nos vende la sociedad, Disney y El Corte Inglés. Romanticismo pocho, lo llamo yo.

Ahora, me vi envuelta precisamente en una película de Antena 3 de los sábados por la tarde cuando conocí a mi actual novio. Yo lo acababa de dejar hace relativamente poco con mi anterior pareja, con la que llevaba 3 años. Lo dejé yo, porque él siempre dudó de ser padre, yo siempre lo tuve muy claro, pero le quería, y en ese momento me importó más disfrutar de mi relación que preocuparme por la maternidad. Hasta que un día (y menos mal) me dijo claramente que no quería tener hijos, noticia que, aunque intuía, no sabía con certeza, y me vino como un jarro de agua fría. Que lo había pensado mucho y que no era para él, así que yo con mis dos ovarios y estando todavía profundamente enamorada de él, le dejé. 6 meses después, justo el día de año nuevo, un amigo me escribió, porque a su mejor amigo le había pasado lo mismo (dejó a su pareja de hace 6 años porque ella no estaba segura de ser madre), y cuando se lo contó, nuestro amigo en común se acordó inmediatamente de lo que me había pasado a mí. Le enseñó una foto mía y estuvieron hablando un rato sobre mí, sobre la casualidad de las historias y que hayan sido ambas tan recientes, y me preguntó si me gustaría darle mi teléfono.

Yo dudé, porque no estaba preparada para una relación, porque todavía estaba de duelo por mi ex pareja, porque me había prometido pasar 2024 soltera y disfrutando la vida. Y 2024 el mismo día 1 de Enero me dijo si guapa, no lo llevas tú claro ni ná. Parece una historia sacada  del Hola. Con esto, decidí que por qué no, no perdía nada por echarme un amigo nuevo, ver qué tal, y si surge que nos gustamos pues conocernos. A mi amigo CLARAMENTE le faltó enviarme una foto de ese jabato el día que me dijo si quería enviarle mi teléfono, porque cómo está el amigo. Un tipo de 1,80, extremadamente guapo, dulce, cariñoso, que cocina que te pasas, que quiere formar una familia y casarse, que busca y quiere exactamente lo mismo que yo, pues por lo menos una oportunidad tenía que darle.

Es de otra ciudad de España (una de las razones por las que al principio dudé en darle mi teléfono), por lo que para conocernos teníamos que coger un avión. Después de hablar 15 días por whats app, llamadas, y sentir una conexión única, me arriesgué a tomar ese avión que me acercaba a él. Siempre dicen que las relaciones a distancia son duras, pero empezar a distancia, sentir esas mariposas en el estómago y que él esté lejos, es vivir una de las etapas más bonitas de la relación con muchos kilómetros de por medio, y la verdad que me da mucha pena. 

Ahora viene el momento película de Antena 3 si todo lo anterior no te ha parecido suficiente: me recogió en el aeropuerto, a mí, una chica con la que solo llevaba 15 días hablando, con un ramo de flores, una sonrisa enorme, y moviéndose de lado a lado sin parar de lo nervioso que estaba. Admito que cuando el avión tocó tierra yo también me sentí como un flan, pero tenía muchas ganas de conocerle. Cuando le vi, le saludé con la mano, él sonrió, nos dimos un super abrazo (en este punto es cuando tu madre viendo la película en el sofá ya está con la sonrisilla) y nos fundimos en un beso que recordaré siempre. Parecíamos amigos de toda la vida, fue el momento más romántico y especial que he vivido nunca en pareja.

Y así, en un aeropuerto de Mallorca un 2 de febrero, solo un mes después de empezar a hablar, tenía super claro que era alguien a quien quería mucho, que cuadraba perfectamente conmigo, que me sentía enamorada, y del que ya no me apetecía despedirme nunca. Y así es como, a día 4 de Marzo, ya somos novios, estamos viendo cómo hacer para que podamos vivir cerca, y como vamos a seguir conociéndonos sin prisa, pero con ilusión, toda la ilusión que la vida me robó cuando mi anterior pareja me dijo: “lo he pensado mucho, y he decidido que no quiero tener hijos” y voy y me encuentro a uno mejor.

 

No sé si existe el destino, el karma o la suerte, pero desde luego que mi historia de amor merece acabar bien, porque ambos lo hemos pasado mal con nuestros exs, sin saber que la vida nos tenía preparado algo mejor.

 

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