No soy yo mucho del mundo del corazón, es decir, de ese ámbito de la comunicación en el que se habla sobre lo divino y lo humano en torno al famoseo, los eventos sociales y el papel couché en general. Pero también es cierto que hace no muchos días llegaron a mis oídos unos comentarios vertidos por la señorísima Carmen Lomana y mi indignación llegó a límites que ni yo misma sabía que tenía, por lo que no me quedó más remedio que informarme de en qué momento tanta barbaridad junta podía ser posible.

Martes 12 de octubre, celebración del Día de la Hispanidad, y también motivo de la participación de la infanta Sofía en los eventos oficiales de la jornada. Sin más, una niña perfectamente vestida, aguantando el tirón de pasarse sus buenas horas tiesa como una vela viendo pasar un desfile militar siendo en ocasiones el centro del objetivo de muchas cámaras de televisión. Hasta aquí poco que señalar, o eso parecía, ya que una muy mediática Carmen Lomana encontró necesario puntualizar una serie de detalles sobre el aspecto de la infanta. Fue durante el programa Espejo Público, presentado por Susanna Griso, cuando la socialité decidió realizar un análisis sobre Sofía.

Todo bien: su pelo, su saber estar, su vestido… Bueno, su vestido quizás no tanto, porque según la Lomana, esa niña no ha heredado las piernas finas de su madre, ‘ha salido a la otra parte, y las tiene un poco gordas‘. Griso la miró horrorizada y le cuestionó un par de veces lo que acababa de escuchar quizás esperando que Lomana reculase y diese una vuelta a tanta barbaridad junta. No lo entendió así la empresaria, que optó por ser sincera y dejar claro que ella había ido allí a opinar y que si bien la niña se veía monísima, lo que es, es.

Sofía junto con su madre, Letizia Ortiz. Según Lomana, lástima que no ha heredado sus fabulosas piernas…

Aquí nos encontramos con varios puntos a tener en cuenta. El primero y más evidente, que la infanta Sofía es una niña de 14 años que vive expuesta a los medios, sabiéndolo, por su condición familiar, y no por ello debería tener que escuchar ciertas barbaridades sobre su aspecto físico (completamente falsas, todo sea dicho). No voy a entrar a hablar sobre Monarquía sí o no, más bien me estoy refiriendo a una Sofía menor de edad, protagonista en muchos casos de portadas en los medios de comunicación, que no deja de ser una niña en plena adolescencia. ¿Se merece por ello ser el foco de comentarios tan fuera de lugar como el de Lomana? En absoluto.

Pero es que si vamos más allá también podemos hablar de ese efecto espejo que pueden generar los comentarios de esta señora. Jóvenes que pueden interpretar estas palabras como una realidad de lo que debería ser. ‘Si las piernas de Sofía son gordas ¿cómo se verán las mías?‘ Es posible que desde una perspectiva adulta consideremos que lo mejor es mandar a dar un paseo a la Lomana y seguir a lo nuestro, pero no ocurre lo mismo con esas niñas y niños mucho más vulnerables a este tipo de críticas. Todas de un modo u otro lo hemos vivido, nos hemos cuestionado nuestro cuerpo por culpa de programas de televisión o revistas que se hacían eco de comentarios en la línea de la señora Lomana. Eran otros tiempos y parecía que este tipo de contenido había quedado atrás… ¿o no?

Decía Carmen Lomana que a ella la habían invitado para opinar, que simplemente estaba haciendo su trabajo, pero en todo hay límites, señora. Que está muy bien que usted opine sobre lo bien vestidos que van todos los invitados a un evento o de cómo mejoraría los peinados de los presentes, pero de ahí a recomendarle a una adolescente que vista un poco más tapadita porque literalmente tiene las piernas gordas hay un largo camino.

No sabemos en qué mundo vive esta mujer para considerar que los muslos de Sofía son gordos, pero lo que sí tengo muy claro es que si nos viera a muchas nos aconsejaría ponernos una buena túnica de la cabeza a los pies para así no dejar a la vista nuestros orondos y molestos cuerpos. Todo sea por la elegancia, ¿no es así?

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