Como soy la más vieja veterana del blog me toca escribir sobre la puta menopausia. Sí, sí, que aún soy muy joven, que con lo bien que estás blablabla. Estoy Fabulosa y MENOPÁUSICA PERDIDA. Tengo las hormonas revolucionadas a qué nivel, Maribel. Yo me lo venía temiendo porque mi madre y mi abuela han sido de lo más precoces en estas cosas, lo cual no quiere decir que no me joda de lo lindo.
Lo que más me fastidiaba, en un principio eran LOS SOFOCOS. Esa sensación que te sale de los bajos y te sube a los altos y te achicharra por dentro y tú miras a los demás pensando «Pero ¿no lo notáis?» Y venga a quitarte la chaqueta, y a ponértela, y a quitártela…hasta diez veces en media hora he contado yo. Si te pasa por la noche, ya es un festival. Te despiertas empapada, como si te hubieran metido una estufa por el jander sin previo aviso. Precioso todo.
Directamente relacionado con el tema sofoquil, está el insomnio, lo cual no significa que solo te despiertes cuando te entran los calores, NO. También te despiertas así porque sí, hasta diez veces por noche. Oye, que te levantas de un buen humor y con un cutis.
Hablando de cutis, tu cuerpo deja de fabricar un montón de cosas que hasta ahora no tenías ni zorra de que existían. Pero como en el último año las fofeces (faciales y corporales) se han cebado en ti, pues investigas. Chata, a la mierda la generación de colágeno y elástina. Te jodes. Se te cae todo. TODO.
Otra sustancia que dejas de fabricar es la vaginal. Vamos, que se te seca el coño y con él, la parte de cerebro que te pone cachonda. Es ver un pene y salir corriendo en dirección contraria. Yo el único rabo que quiero ver es el de Kharl Drogo y en la pantalla. (Bueno, igual ese sí que generaba flujos milagrosamente…).
Personalmente, lo que más que ha jodido de todo este proceso es la generación de unas masas sobaquiles que no sé de dónde coño han salido. Se me ha afofado el brazo y tengo una especie de solomillo en la parte baja de la axila. Me roza. Flipo. Me paso el día haciendo flexiones a ver qué. De momento, talco, señores.
Pero oye, la parte positiva es que no he tenido ni un solo cambio de humor. Estoy de lo más equilibrada. No hay más que leerme ¿No creéis?
