‘Esta noche sé Britney Spears’

Este fue el consejo de mi amigo y una de las pocas cosas que recuerdo.

Os voy a trasladar a 2009, una noche de sábado en la que me obligaron a salir tras una ruptura tortuosa.

Había pasado los últimos tres años de mi vida con un señoro que se había dedicado a repartir su amor por todo el mundo mientras a mí me hacía creer que era ‘la única’. Lo peor de todo es que nunca dudé de él ni de su fidelidad, pero ese es otro tema.

Llevaba unas semanas horribles, se habían juntado exámenes, con desamor y momentos de bajón constante. Para poner remedio, una amiga me invitó a pasar el finde con ella, fuera de mi ciudad y de mi círculo de siempre para cambiar un poco de aires.

Todo comenzó bien, cenita, risas, conoces gente y luego dicen de ir a tomar algo. Hasta ahí bien, pero cuando me vi envuelta en una discoteca con tanta gente, parejas y demás, me derrumbé. Fue en ese momento en el que llamé a mi amigo y me dijo: ‘Sé Britney Spears’

Me miré al espejo, me coloqué el escote y decidí comerme el mundo.

En ese momento me contoneé como jamás creo que lo voy a volver a hacer, me tomé un chupito y salió la diva que hay en mí.

¿Has visto esas películas en las que de repente todo el mundo mira a la protagonista como si fuera la más preciada joya en un museo? Pues si la memoria no me falla, me sentí así.

Bailé como si no hubiera un mañana, me hice la graciosa y sexy con un grupo de chavales a los que no me hubiera acercado jamás por creer que estaban fuera de mi alcancé y, según me contaron, armé algún que otro espectáculo más.

Claro, ser Britney tiene sus consecuencias, pero créeme cuando te digo que este tiene que ser tu nuevo grito de guerra. Convertirte en la princesa del pop significa vivir el momento como si no hubiera ‘one more time’ y no pidas permiso, solo balbucea ‘Oops, I didn’t again’ como sonrisa angelical.

En los días que no puedas contigo y necesites venirte arriba, sé Britney y prepárate para lo que venga.