Si hay algo que en España nos ha unido más durante la crisis del covid 19 que la canción de Resistiré ha sido, sin duda alguna, el miedo a engordar.

Y digo miedo por no utilizar el  término correcto en la primera línea del artículo (con el fin de asegurarse de que alguien llegue a la tercera); ahora sí: hablamos de gordofobia. 

No es nada nuevo, el rechazo social que sufren las personas cuyos cuerpos no se ajustan a los cánones normativos de la belleza siempre ha estado ahí. Pero va mucho más allá que el odio a la curvas, aunque prefiero dejar el asunto a las personas expertas.

Desde el momento en el que el Gobierno convocó el estado de alarma, una de nuestras principales preocupaciones, más allá de las más de 20.00 muertes provocadas por el covid 19, era que de esta íbamos a salir todas rondando. Desde entonces, los chistes de la operación bikini, de cerrar playas o la obsesión repentina por el deporte son constantemente agotadoras y, además, sin gracia ninguna. Cada grupo de WhatsApp, meme, skype o incluso reunión de trabajo, acaba girando en torno a esos “kilitos de más”.

Cada vez que lo escuchaba pensaba “es lo mismo de siempre: mismo odio, obsesión, miedo, cosificación y superficialidad a la que estábamos acostumbrados antes de la crisis». 

Pero hoy, mientras estaba cenando he vivido una situación surrealista. Que mi amiga Pili diga que va a hacer una tortitas como una gorda es una cosa,  pero que es “La Sexta Columna”, programa emitido a las 21:30 horas del sábado 24 de abril realice un reportaje que gira en torno a la “la pandemia de los michelines” me parece, como poco, aberrante.

El reportaje de este programa de “rigurosa investigación” estaba hablando sobre la manera en la que se ha disparado el consumo de la harina. Y yo pensaba, “uy mira que bien, cuanto bizcocho”, hasta el aumento del 200% de la harina estaba todo bien. Pero no podíamos quedarnos en aportar información, no.

El reportaje avanzaba con imágenes de copas de bebidas alcohólicas mientras añadía que “los españoles maridan las recetas con bebidas alcohólicas”. No se vayan a pensar que aquí denunciaban el aumento de los casos de alcoholismo derivados del confinamiento, para nada. Lo verdaderamente preocupante de todo esto es, ahí va: ¡la cantidad de azúcar que contienen estas bebidas”.

Tras este giro inesperado añadían, para cerrar bien el reportaje, que “después de la pandemia del coronavirus vendrá la pandemia de los michelines”. ¿Cómo? La verdad, después de esto al parecer reforzaba la elocuente reflexión con opiniones de expertos, pero he tenido que apagar la televisión.

Que escuche a Marta Carriedo diciendo que hay que ponerse con la operación bikini o a mi jefe contando lo mal que lo está pasando por sus dos kilos de más, pase.  Pero que un programa “crítico” permita esto es alucinante: ¿Cómo emiten estos mensajes de odio? ¿Cómo se puede equiparar la pandemia del coronavirus con unos michelines?  ¿A nadie le han saltado las alarmas? 

Para terminar esta maravilla, de fondo estaba sonando la canción de “soy yo” del grupo colombino Bomba Estéreo, precisamente un tema que gira en torno a la aceptación y al amor propio. Por favor, ya que se dedican a insultar que pongan algo de Maluma para completar el kit.

Isabel Esteban.