Cuando me fui de casa para estudiar, tuve que buscar un piso de alquiler. El primer año lo pasé con una amiga pero al año siguiente decidimos cambiar de piso por uno que me quedara más cerca a mi, ya que estudiábamos en campus diferente y el año anterior habíamos estado más cerca del suyo.

El caso es que ese año yo me eché novio y el suyo se había venido a estudiar a la misma ciudad y tenía un piso cerca de su facultad, así que la mayor parte de los días no venía a casa a nada.

Yo aprovechaba y traía a mi pareja a casa, se quedaba de vez en cuando a dormir y poco más. El caso es que al año siguiente la que era mi compañera decidió marcharse del piso e irse a vivir con su novio.

Yo me quedaba en bragas, porque económicamente no era capaz de asumir el gasto yo sola y ella no había querido compartir piso nunca, así que ya llevaba un año gastando más dinero del que realmente podía.

Cuando ella se fue del piso, el que era entonces mi pareja me propuso vivir juntos pagando cada uno su parte del piso, sería como vivir juntos pero dividiendo los gastos como compañeros de piso. Así sería más fácil de asumir, pero aún así, la economía no era la mejor. Decidimos que compartiríamos piso con alguien más.

Él prefería una chica porque decía que eran más limpias y más formales y a mi realmente me daba igual. Obviamente yo también quería que fuera alguien decente pero necesitaba el dinero y estaba dispuesta a limpiar de más si era necesario.

El piso estaba muy bien y dividiendo los gastos y el alquiler entre 3 nos salía bastante bien.

No tardó en llegar la primera compañera. Venía por poco tiempo, unos 3 meses, pero parecía muy maja. No estaba mucho en casa pero cuando coincidíamos siempre teníamos una buena conversación. Al mes siguiente de haber llegado nos dijo que había encontrado algo más barato y que lo sentí mucho, pero que se marchaba.

El siguiente en llegar fue un chico, también venía a trabajar por una temporada y no estaba mucho tiempo en casa, pero cada vez que hablaba con él, se ponía celoso y dejaba de hablarme durante varios días. Creo que el chico también se dio cuenta de esto porque no habían pasado ni 3 semanas y nos dijo que se marchaba.

Yo estaba enfadadísima, me parecía que nadie era formal.. hasta que apareció la última compañera de piso. Era una chica polaca,venía para quedarse todo el curso así que nos pareció genial. Conecté muchísimo con ella, tanto que la llevé a conocer a mi familia y a  amigas del pueblo. Se los ganó a todos. Era agradable, simpática.. tenía muchos problemas con su novio, que estaba en su país y a veces discutían y ella venía a contármelo.

Un día al llegar a casa de la facultad encontré una nota en el salón con varios billetes encima que decía que no aguantaba más, que lo sentía por mi pero que se tenía que marchar. Me había dejado su parte correspondiente de las facturas y se había marchado sin más.

Cuando llegó mi pareja se lo conté, él parecía no sorprenderse mucho. Solo fue capaz de mencionar lo duro que iba a ser ahora encontrar otra persona.

No volví a saber de ella hasta que pasados los años y no estando ya con esa pareja decidí buscarla en redes sociales y escribirle. No sabía si me contestaría ni siquiera si me leería pero necesitaba hablar con ella.

Para mi sorpresa se acordaba perfectamente de mi y tenía la misma sensación de pena que yo. Le pregunté qué había pasado y le dije que ya no estaba con esa persona. Entonces ella me lo contó todo.

Me dijo que mi pareja la vigilaba todo el rato, que todo el tiempo estaba machacándola con los gastos del piso, le decía que no podía tardar en ducharse o que tenía la luz demasiado tiempo encendida, lo que podía comprar y lo que no y dónde tenia que limpiar y cuándo. También le echaba en cara que hablaba mucho con su novio.

Me confesó que se había sentido demasiado controlada por él y que le había dado mucha pena irse por mi, que sentía que él no me merecía y que no podía controlar así a todo el mundo. También me confesó que lo había visto con una chica paseando por el mercado y que no le había parecido sólo una amiga aunque no los había visto besarse.

Estaba leyendo lo que me escribía y no daba crédito. Busqué en redes sociales al resto de compañeras que había tenido y les pregunté si les había pasado lo mismo. Todas contaron lo mismo: que era un controlador, que no permitía nada porque el piso era suyo y que no habían podido aguantar más. Todas se alegraron de que ya no estuviéramos juntos.

Kerasi