Decía una amiga que las croquetas unen a toda la humanidad, pero si os soy sincera yo creo que son los crepes. No conozco a nadie que odie, y es que esta receta tan sencilla puede personalizarse de mil maneras: con Nutella, con mantequilla de cacahuete y plátano, con jamón y queso, con setas, pollo y bechamel… Las opciones son eternas.

Poco a poco he ido pillándole el tranquillo a esta receta, porque aunque lleve muy pocos ingredientes, a veces es difícil que queden perfectos. O te quedan muy líquidos, o te pasas con el huevo, o están súper harinosos. ¡Y no me habléis de la temida sartén! Si me pusiese a contar los crepes que se me han quemado no me quedaban dedos en las manos.

Creo que ahora mismo mi receta es perfecta, y como todo lo bueno hay que compartirlo os la he traído en primicia.

Ingredientes

Con esta receta saldrán unos 6 crepes dependiendo del tamaño de vuestra sartén (la mía es de 26 cm de diámetro).

Preparación

Podéis hacer esta receta con cualquier electrodoméstico (batidora de varillas, minipimer, batidora americana, procesadora de alimentos…) o a mano con unas varillas.

El primer paso es derretir la mantequilla. Si sois unas cracks podéis hacerlo al baño María, pero casi siempre yo lo hago en el microondas y los crepes quedan ricos igual.

Mientras la mantequilla se atempera, batimos los huevos y los mezclamos con el azúcar hasta que se cree una pasta homogénea. Después le añadimos la mantequilla líquida templada.

Incorporamos la leche y la cucharadita de esencia de vainilla. Cuando se haya mezclado bien, añadimos la harina tamizada para que no haya grumos y la pizca de sal.

A la sartén

Ponemos un poquito (repito, UN POQUITO) de mantequilla en la sartén. Si os pasáis podéis retirar el exceso con papel de cocina.

El fuego debe estar a temperatura media alta. Mi vitrocerámica tiene 6 temperaturas y yo lo pongo al 4 o al 5, para que os hagáis una idea.

Cuando la sartén esté caliente, añadimos una fina capa de la mezcla. No os quedéis cortas porque la masa se romperá, ni os paséis porque quedará un mazacote incomible. Pensad en el último crepe rico que os comisteis: pues ese grosor.

Veréis que el crepe empieza a burbujear y cambia la textura. Cuando ha cuajado el centro, con ayuda de una espátula le damos la vuelta.

En este punto yo le suelo echar una cucharadita de Nutella, la esparzo bien por uno de los lados y luego lo cierro para que el chocolate esté derretido y caliente.

Opciones de presentación

Como decía, hay mil rellenos que son deliciosos.

Mis crepes dulces favoritos son de Nutella (estoy in love, no lo niego), de dulce de leche, de chocolate blanco y de nata con fresas y muesli.

Si nos vamos al terreno de lo salado, me flipa el relleno de pollo, setas y bechamel, el de jamón y queso (un clásico) y el de bacon con dátiles.

Aun así la gracia está en innovar y añadir lo que a vosotros más os gusta.

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