Dicen que el olfato es el sentido más vinculado a la memoria.

Coger un frasco de colonia, oler su contenido y que te teletransporte a tu adolescencia, como a las quedadas con las amigas del barrio o incluso a aquellos nervios que pasaste en el examen de selectividad, no tiene precio.

No sé a ti, pero mi abuela tenía el don de regalarme siempre la misma colonia, mi madre cogía la que estaba de oferta en Mercadona en aquella época y mis amigas me prestaban su favorita antes de salir. Todos estos olores me teletransportan a momentos tan especiales que he pensado que seguramente te haga gracia recordar los aromas que nos acompañaron de teenager.

Agua de vida. Esta colonia era unisex y su botella era tan tan chula que era el regalo perfecto para cualquier cumple de los de tu clase. La promocionaban los de Al Salir de Clase y años más tarde Los Serrano, supongo que quisieron hacer un poco de reciclaje y seguir vendiendo. Hace muchísimos años que ya no se ve en ninguna tienda, pero es solo ver los colores de la caja y ya te rememoran lo chulo que fue ser adolescente.

Farala. El clásico para todas las navidades. Mi abuela tenía acciones, estoy casi segura. Todas las navidades nos la regalaba a todas las nietas. Siempre decía que así no nos pelearíamos. La forma del bote era algo de viejunis, pero no podemos negar que olía de maravilla. Era un presente resultón, económico y que nunca venía mal.

Por lo que veo sigue existiendo pero actualizada.

 

Eau Future. Cuando tenías esta botella en la estantería de tu cuarto, te sentías guay. Había varias fragancias de esta casa, pero en esta hicieron un marketing tan bueno, que solo al ponerte unas gotas te sentías la tía más moderna del mundo. Uno de los recuerdos que me vienen a la cabeza sobre esta fragancia era el de regalarle a uno de mis novietes el tapón de la botella cuando se me acababa para que me recordara.

Chanson d’eau. ¿Quién no ha regalado o le han obsequiado con el pack de desodorante, body milk, colonia pequeña y grande ?Esta fragancia tenía varias opciones: estaba la amarilla, la azul, la verde y la azul marina. ¿Para qué querías aprenderte más? Solo con decir «quiero la Chanson azul», te entendían. Cada una tenía un nombre y un olor diferente, pero todas coincidíamos en que la mejor era la verde, que es la que he puesto. Les quitábamos un poco de identidad, pero nos daba igual. Mi madre cogía botes de esta fragancia como quien acumula latas de atún en una despensa.

Flor, de Agatha Ruiz de la Prada. Aquí seguro que hay una discrepancia. Había dos clases de personas al principio de los 2000, las que odiaban esta colonia y las que la amábamos. Su aroma a cítrico no era del gusto de todos, pero el bote era precioso. Quedaba cuqui a modo de decoración. Además, al ser de una diseñadora, parecías más cool.

You & You. ¡La mejor para el final! No sé en qué momento se puso de moda, pero recuerdo que todas pensamos que éramos disléxicas al no leer bien el nombre. El truco estaba en que la botella tenía una forma así cónica rara y la tenías que poner con el nombre a espaldas para que se leyera bien cuando estuviera reflejado. Era una movida rara que al descubrirla te sentías la reina del mundo. Por desgracia es de la que menos recuerdo el olor, pero era una verdad a gritos que si te ponías un chorrito antes de salir con los de tu clase, ese día eras irresistible. 

 

¿Cuáles son los perfumes de tu vida?