chica llorando en el sofá

Desde que me declaré emocionalmente activa- y sexualmente activa sobre todo-respecto al sexo masculino no he parado de escuchar- incluso a mí misma- historias de chica conoce a chico increíble (sustituible por cualquier sujeto), chico increíble parece que conecta con ella, hablan a diario, quedan varios días en los que pueden pasar muchas cosas, la conexión dura unos pocos días o semanas (en las que te ha dado tiempo a ponerles nombres a todos tus futuros hijos) y , de repente, esa misma conexión parece no ser tanta y quedarse en un mero chispazo. Entonces, chica entra en un ciclo ansioso en el que se suelen repetir las siguientes fases:

La primera es la del “tía no te rayes”. Tus amigos/as y tú comenzáis a poner excusas para explicar su comportamiento sin tener en cuenta que una de las cosas más difíciles que hay en el mundo es entender la mente de aquellos que nos rodean- para eso tendríamos que entender la nuestra,  lo que ya, por sí solo, es imposible . Es la fase del “está muy ocupado con el trabajo”,  “seguro que le ha pasado algo”, “ seguro que se le ha roto el móvil”,“seguro que se está haciendo el duro” y podéis añadir muchas otras en el etcétera, incluso ridículas, que suelen ser verdad sólo en un 10 % de las veces ( no me he puesto a hacer cálculos pero un poco a ojo).

De ahí pasamos a una segunda fase en la que odias a la especie masculina como si no hubiera mañana y en la que impera el “¿Pero este tío quién se ha creído que es?”. Es la fase en la que las redes sociales, que tenías totalmente abandonadas, comienzan a convertirse en un espectáculo de indirectas y en un escaparate en el que muestras todas aquellas fotos que deberían llevar por pie “ me estás ignorando pero esto es lo que te pierdes” ( por si no le queda claro). Es la fase de intentar hacerte la dura, de cambiar tantas veces de actitud y adoptar tantas personalidades, que el chico ya no sabe si está hablando con el Dr Jekyll o con Mister Hyde.

Por último, y tras un periodo de tiempo intentando encontrar las razones de su distancia, aceptas que solo hay una: no le interesas. Y ahí es cuando comienza la peor de las fases, en la que todo lo que pasa en el mundo parece que es tu culpa. Te culpabilizas, enumeras todas las cosas que quieres cambiar que no te gustan de ti y crees que no le han gustado a él, echas la culpa a otras personas que ni siquiera sabes si existen y empiezas a divinizar al chico que puede que antes ni te pareciera tan guapo o te resultase realmente simple.  Pero, oye, es dejar de hacerte caso y le ves como el gran Adonis que siempre quisiste en tu vida. No hay quien nos entienda.

 

Ahora bien, déjame decirte algo: no le interesas porque a ti te pase o falte algo, bueno, quizá si, un poco de amor propio. No le interesas al igual que a ti no te interesan todas las personas que pasan por tu vida. No le interesas porque quizá no esté en un momento apropiado de su vida o incluso porque haya otra persona que le interese mas y no pasa absolutamente nada. Tú sigues siendo la mujer (o hombre) maravillosa que eras antes de conocerle, tu vida sólo va a cambiar en que vas a tener para contar otra anécdota más a tus amigos y en que vas a poder seguir conociendo a gente increíble  a la que le interesarás como tú quieres interesar o no y ¿qué más da?.

Vega