Vengo a reivindicar un nuevo término tan novedoso como necesario que espero que más que puertas abra conciencias, un término que defina a todas aquellas personas que no alimentamos nuestros cuerpos serranos y hermosos de animalitos muertos. 

 

Y es que es necesario, principalmente para nosotras pero sobre todo para que todas aquellas señoras y sobre todo señoros dejen de asombrarse cuando decimos abiertamente que no comemos carne. Porque claro, estás gorda. Y si estás gorda significa que comes mal.

¡Ojo! Que no digo yo que todas las veganas y vegetarianas seamos súper real fooders y nos sepamos de pe a pa la pirámide nutricional, pero lo cierto es que solo el hecho de querer que tu salud esté bien sin basar tu alimentación (en mayor o menor medida) en comer carne ya te obliga a informarte de cómo llevar una alimentación, por lo menos, equilibrada. 

Cuando tomé la decisión de introducirme en el maravilloso y ,duro a veces, mundo del veganismo sabía que me enfrentaría a varias cosas. Muchas de ellas, a pesar de no ser de mi agrado o estar en total desacuerdo me parece razonables discutirlas cuando se da el caso, porque entiendo que en nuestra cultura y valores está muy presente el uso de los animales única y exclusivamente para nuestro consumo y ese es el pensamiento de muchas personas. Pero es que es justo aquí cuando se muestra el problema.

Porque en mi cuerpo, en su tamaño y alimentación, mando y decido yo. El problema no es lo que comamos, el problema es el derecho que cree tener la gente para opinar sobre los cuerpos y las decisiones ajenas. Da igual que te alimentes de lujo, que cuides el medio ambiente, que seas empática con los animalitos (con todos, no solo con los que nos parecen cuquis). Porque estás gorda. Y ya está. Punto final. Eso es lo que importa y lo que sobresale por encima de todo lo demás. 

Pues no, hago un llamamiento a las GORDIVEGANAS que me estén leyendo. Y a las GORDICARNÍVORAS también, que no sea esto algo que nos separe. Porque la lucha es la misma, la del derecho a elegir sobre nuestros cuerpos y nuestras decisiones, que para eso son ÚNICAMENTE NUESTROS. Defendamos nuestras lorzas cruelty free, así como debemos defenderlas cuando no lo son tanto, cuando intentamos reducir nuestro consumo de carne o cuando decidimos eliminarla de nuestra dieta para siempre.

 

Jade XL