Mucho se habla de la progresiva ignorancia que van sufriendo las madres desde que sus hijos vienen al mundo. A menudo se quejan de que sus amigas ya nos las avisan, no las visitan ni hacen planes compatibles con la maternidad, ya que los viajes o el trasnochar todos los findes ha quedado temporalmente descartado. He sido esa amiga que ha decepcionado por “dar de lado” a alguien durante la maternidad (con 18 años, he de decir).
Sin embargo, creo que se habla poco del caso opuesto: ¿qué pasa con las amigas no-madres que son minoría minoritarísima en un grupo en el que todas las demás sí tienen hijos? Pues pasa lo mismo, que se nos ignora progresivamente. Ya no tenemos nada que aportar a ese foro cotidiano de crianza que han montado el resto de tus amigas, donde se brindan un apoyo necesario.
Llega un momento en que no solo desapareces de las conversaciones más aleatorias dentro de embarazo, lactancia y crianza, sino de la agenda. Por parte de algunas, se entiende que las prioridades han cambiado y no hay detrás ninguna intención deliberada de excluirte. Pero, en los casos de otras, sí que veo detrás una mente más maniquea. A los hechos me remito.
Las invitaciones arbitrarias de cumpleaños
Las primeras madres de mi grupo tenían un criterio claro a la hora de invitar a los cumples de sus hijos: o solos sus familiares o familiares más todas las amigas. Muy razonable.
A medida que otras se fueron sumando a la maternidad, el criterio cambió y se añadió una nueva categoría: o solo sus familiares, o familiares y amigas mamás o todo el mundo (incluyendo a todas las amigas). También razonable.
Pero hace poco una de mis amigas ha decidido introducir otro criterio que no me parece entendible ni razonable, aunque esté todo en su derecho de poner el que quiera: al último cumple de su hijo decidió invitar a familiares, madres y embarazadas. Invitó a las madres del cole y amigas para que llevaran a jugar a sus hijos, pero también porque era un rato que podría compartir con ellas. Pero, ¿las embarazadas? Ellas aún no tienen hijos que sumar a la fiesta. ¿Qué sentido tiene su presencia, más allá de pasar un rato con ellas? Si solo era eso, ¿por qué las no-madres estamos descartadas?
Siempre que me han invitado a fiestas de cumpleaños infantiles y he podido asistir, he ido sola, con mi pareja o con algún sobrinito o primito que se pudiera divertir en la fiesta. También he ido a cumples del niño de la amiga de la que hablo aquí, que ha cambiado tan arbitrariamente el criterio de invitación. Así que, si el motivo de no invitarme era no ponerme en el compromiso, ni lo entiendo ni me lo creo.
Tú no estás en el club, amiga
No le pedí explicaciones a mi amiga por aquello, no veía la necesidad ni me sentía en el derecho. Al final, cada una es libre de hacer lo que le dé la gana. Pero interpreté aquello como un mensaje claro: “A ti no te invito porque no estás en el club”.
Montó el cumpleaños como una sesión de convivencia para quienes sí están en el club de la maternidad, y como rito iniciático para quienes están a punto de introducirse en él. Las demás sobramos. Punto.
Creeréis que exagero o que estoy sobrepensando las cosas, pero conozco a mi amiga. Llevó mal la transición de soltera a mamá con hijo. Pasó de ser un espíritu libre y una fiestera empedernida a convertirse en una esposa y madre a tiempo completo, algo que la sobrepasó por mucho. Ahora lo lleva mejor, pero tuvo rachas de mucho bajón.
A mí nunca me dijo que se hubiera sentido ignorada ni nada por el estilo, pero veo muy posible que se esté tomando esto como una pequeña venganza personal. No contra nosotras, sino contra la vida: hay algo que ella puede usar para incluir o excluir, y lo utiliza.
Desde entonces, hay una norma que me aplico a mí misma y a las demás: si te vas a quejar por sentirte excluida o ignorada, pregúntate primero qué haces tú. Es poco sensato que te quejes de que tus amigas te excluyen por ser madre, si tú también las excluyes a ellas cuando se te presenta la oportunidad. Igual que es poco sensato que te quejes de que te aparten de planes “de madre” si nunca propones ninguna quedada apta para todos los públicos.
Esse