Las utopías suceden, a veces aquello que piensas que no puede ser real acaba sucediendo. Sin esperar nada, que es como se dan las mejores cosas del mundo. Fue así y no de otra manera, como un link de una famosa red social me hizo conocer al mejor grupo de mujeres que he tenido la suerte de conocer.
Una famosa marca de alimentación infantil anunciaba su tribu por una mensajería muy conocida y usada. Yo, en pleno postparto pasando mucho tiempo amamantando, hice clic. No había nadie en el chat, y pude ver como todo empezaba.
Unos cuantos grupos de maternidad estaban a mis espaldas, pero al final todos habían sido fallidos…porque no te dejaban ser real. Juzgar, ese ejercicio que tanto gusta, unido a personas que siempre dictaminaban lo que estaba bien… no dejaban que la tribu tan añorada por mí se hiciera realidad.
Mas, había algo diferente en este nuevo grupo de mujeres. Cierto aroma a sororidad auténtica rezumaba. A cuenta gotas el grupo iba creciendo, y con ello la suerte de dar con personas tan dispares. Madres que son más que eso, amigas en la distancia con las que se puede contar emocionalmente.
Gracias a ellas he tenido el mejor de mis postpartos, porque sentirte acompañada aunque sea en la distancia… es la mejor de las compañías.
Sin juzgar, sin sermonear, con toda la comprensión y cariño… parecía algo tan asombrosamente extraño que podría compararse a una joya, uno de esos diamantes tan puros y simétricos, que piensas que no puede ser real.
Seis meses más tarde, sé que la amistad en la distancia puede ser real, sé que mi tribu y mis amigas de maternidad, son el comienzo de una bonita historia donde nos veremos crecer, evolucionar, con una mirada tan limpia que parece una irreal utopía.
Entonces, me doy cuenta de lo fácil que sería maternar si todas las personas fuéramos así.
Gracias Titas, nos seguimos leyendo