Hace un tiempo, cuando estaba en plena soltería, baje un app de citas llamada Bumble y un chico gringo que andaba de vacaciones en mi ciudad me invitó a una cita.

Fue un cuento de hadas, estaba segura que esa historia sería digna de Netflix. En nuestra segunda cita me dijo algo que me dejó un poco desconcertada. No recuerdo las palabras exactas, pero fue algo así como; no pensé que conocería a una chica como tú en un lugar como este (un país tercermundista supongo), eres tan elocuente y tranquila. Me reí bien fuerte, porque en mi perfil de citas decía que soy más tranquila que una foto. Pensé que solo era un comentario idiota, pero decidí indagar más… terminamos teniendo una conversa interesantísima sobre cómo se normaliza el estereotipo latino en Estados Unidos, y en especial el de las mujeres.

Para muchos, latina aún está directamente ligado a un culo enorme, hablar gritando y la capacidad para hacer un drama de cualquier cosa. Probablemente la exposición a tanto porno racista y sexista puede arruinarte un poco el cerebro.

Tengo una  querida amiga venezolana, que para sorpresa de muchos, no es una Miss Universo con un gran culo  y una tiara. Hemos tenido muchas conversaciones sobre lo difícil que fue para ella crecer con esos standards de belleza impuestos desde que era pequeña, y lo traumada que quedó por no tener las curvas que la sociedad esperaba que tuviese, ser flaca era motivo de burlas durante toda su niñez y adolescencia.

Me parece interesante esta dualidad en la vivimos, en donde las etiquetas que llevamos son impuestas y al mismo tiempo son solo productos de juicios y generalizaciones absurdas. Las mujeres latinas no tenemos un patrón físico ni emocional que cumplir y las curvas que tengamos o no, no nos definen como latinas. Un cuerpo curvilíneo es tan natural como un cuerpo flaco, o un cuerpo gordo y podemos encontrarlos en millones de variedades y formas en todo el mundo.

Y no es que quiera hacer un drama sobre esto (aunque según mi etiqueta de latina, debería hacerlo), pero me parece que perpetuar estereotipos es un poquito racista (o mucho).

Personalmente, amo los culos grandes como el mío, pero hace mucho dejé de creer que mi cuerpo era de alguna manera un símbolo de mi identidad latina. Y lo de dramáticas, yo creo que es lo mismo que decir que una mujer blanca en los 50’s solo está histérica, minimizar lo que sea que las mujeres tengamos que decir siempre ha sido el trabajo favorito del patriarcado.

Liberarnos de estos estereotipos en todo el mundo es fundamental para que las niñas puedan crecer verdaderamente libres, y para que podamos relacionarnos con otros sin estar sometidos a juicios solo por el hecho de nacer en un lugar diferente.

Y bueno, sobre el chico, tuvimos unos días maravillosos, resultó ser un hombre genial (uno de los mejores ejemplares de su especie que he conocido) y me enseñó que no todos los estadounidenses son unos idiotas, como nos han enseñado toda la vida, pero quizás sí un poquito racistas (o mucho). 

 

Daniela M.

@bydanima