Nos estamos acercando al invierno,  la gente no para de repetir “Qué guay es Halloween” y lo siguiente Navidad (esa época donde tienes que quedar con gente que no ves en todo el año y que casi siempre te cae mal, vamos, tu familia). Pues os voy a decir una cosa: “Os odio a todos los que parecéis felices porque ahora hay que usar medias, y cuarenta capas de ropa al estilo cebolla».

 Porque yo soy una chica de verano, como muchas espero, y en invierno tengo FRÍO. Y vivo en una cueva de mantas y muchas capas de ropa, y la tortura de tener los pies fríos siempre, que gracias a Dios vivo con un tío peludo y tengo un perro, que me meto entre los dos y puedo sobrevivir porque si no de que.

Así es que voy a enumerar las cosas que no soporto de esta época tan bonita y adorable que tanto os gusta.

  1. Salir de la cama por las mañanas. A mí esto me cuesta todo el año pero en invierno es horrible, te destapas y empiezas a tiritar por la casa, que no es suficiente suplicio levantarse temprano, que tienes que correr hacia el baño y rezar porque la calefacción que te han encendido hace 20 minutos lo haga parecer el caribe, porque si no no tienes narices de ducharte.
  2. Ducharte. Pongo el agua a 58 grados, y lo alargo, pero a la que paras el grifo ¿Qué?. Otra vez a tiritar y a vestirte rápido sino quieres morir de hipotermia.
  3. Las capas de ropa. A ver yo sé que hay gente que le gusta (tiene que haber de todo en el mundo), pero que no me digan que es cómodo, que necesitas una hora para vestirte y otra para desvestirte. Y no hablemos de cuando tienes que ir a hacer pipi, cada vez, medias, pantalosnes y bragas para abajo, y tres capas para arriba. ¡Que hartazón!.

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   4. El sexo. Me vais a comparar esos polvos de verano, porque tu andas todo el día en pelotas y te rozas y el roce hace el cariño. Que esos de invierno, que tienes que encender la calefacción dos horas antes, y taparte con el edredón, y hacer siete horas de preliminares para que tu cuerpo entre en algo de calor y poderte quitar el puñetero pijama de felpa que es el antimorbo total, y así no se puede, no se puede.

   5. Los abrigos. Tengas armario o vestidor los abrigos ocupan un montón, así es que o vives en una puñetera mansión, o ese espacio lo tienes que quitar de algún sitio. Y luego tenerlo todo “arrepretao”. Y así es mucho más difícil escoger tu outfit, desengáñate.

   6. El monstruo de debajo de tu cama. Sí, en mi casa en invierno vive un monstruo psicópata, que cada vez que saco un pie o una mano del edredón, imagino que va a cogérmela y tirar de ella, o a cortármela con un hacha. Es el monstruo del invierno, porque en verano duermo en pelotas encima de la cama y me cuelgan los brazos y me olvido de él , no noto su presencia.

   7. No hay chiringuitos. En mi pueblo en invierno los quitan, y lo siento pero no me vais a comparar estar ahí tirado en la arena, bebiendo cerveza y comiendo fritanga de la buena, mirando al mar o a la luna, a estar en un bar lleno de gente y cerrado. Que cuando sales parece que en vez de haberte comido el rebozado te lo has untado por la ropa y el pelo del pestazo que haces. ¡No hay color!.

Frozen-Jack

   8. El outfit de tus sueños es la batamanta. Que sí, que yo quiero ir mona, pero tengo tanto frío que a veces ni salgo porque no me puedo ir a la calle con los leotardos, y siete capas encima.

   9. La dieta. Yo en verano, me como una ensaladita, un gazpacho, un lo que sea, y listo, solo quieres beber para hidratarte y mantenerte vivo, en cambio en invierno o me meto tres platos de cocido, un entrecot y dos donuts o yo no entro en calor ni que me maten, y después de eso, tu churri te mira y te dice. “¿Quieres sexo?” y yo le contesto: “¿Sexo?”. Si no me voy a poder mover hasta marzo, ya si eso me llamas para entonces.

  10. A las cinco es de noche. Cambian la puñetera hora y a las cinco de la tarde es de noche, y la gente pues ya no sale, y se va a casa, y yo soy muy de salir y de bar. Y en invierno vas al bar y no hay ni Dios, porque entre en Netflix y el frío nos creemos que somos osos y hala, a hibernar se ha dicho.

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Así es que de verdad, o me envían al Caribe hasta abril o dejadme en paz, porque yo con este sufrimiento que se acerca ya no puedo vivir, y con vuestra felicidad menos. O eso o matadme ya. Porque cada año por estas fechas me deprimo, y empiezo a tener cambios de carácter, y el monstruo de mi cama está a punto de volver…  Y no puedo con mi vida. Os odio Inviernofómanos con toda mi alma. ¡Viva el verano!.