En los anuncios nos mienten mucho, todos los sabemos y vivimos con ello. Muchas veces nos dejamos engañar para no acabar con la magia de la publicidad, pero hay otras que se pasan tres pueblos. Aquí tenéis algunos ejemplos, seguro que a vosotras se os ocurren muchos más.

La de las cremas reductoras milagrosas en general

Es de traca que para mostrarte los efectos de una crema anticelulítica te pongan a una chica con unas piernas lisas y perfectas, al lado de una naranja. Queremos un antes y un después de verdad.

La de la depilación

A una muchacha le surge un plan genial veraniego, algo tan sencillo como irse a una isla del sudeste asiático a pasar el día, y duda por estar mal depilada. Sus amigas la convencen de pasarse la cuchilla en un momento (todas lo hemos hecho) pero ¡oh, sorpresa! la chica está perfectamente depilada. También podríamos comentar la facilidad con la que se aplican la cera mientras tú no eres capaz de depilarte sin llenarte de pegotes.

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La de los condones

Sí, la industria del preservativo ha ido mejorando con los años, pero con muchos de sus anuncios parece que por el simple hecho de usar un condón determinado vas a tirar fuegos artificiales y a hacer el pino-puente, pero luego todo sigue más o menos igual. Pasa lo mismo con los lubricantes.

La de la comida basura

Es genial ese sentimiento de felicidad que te invade cuando anuncian una nueva hamburguesa por la televisión. La ves, babeas, te pones nerviosa y te prometes que en cuanto puedas permitirte saltarte la dieta de los cojones irás corriendo a probarla. Por fin llegas al restaurante en cuestión y toda esa ilusión se desvanece cuando abres tu cajita y eso parece comida de guerra. Dramitas del primer mundo.

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La de los desodorantes para hombres

Queridos míos, no vais a conseguir llevarnos a todas de calle por usar un desodorante que encima huele a colonia barata. Lo ideal es que oláis a limpio y punto.

La de las compresas y tampones

Aquí hay mucho que decir. Empezamos por el líquido azul que representa a la regla, ¿estamos locos? Seguimos con la supuesta felicidad que da menstruar que solo es justificable por no estar embarazada. Y terminamos con el espíritu aventurero que le entra a las chicas de los anuncios cuando están en “esos días”: no sé a vosotras, pero a mí, cuando me viene la regla lo que me apetece es quedarme en casa hecha un ovillo y comiendo chocolate.

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La de los cereales para el desayuno

Si pones a chicas estupendas a hacer la dieta de los 15 días desayunando y cenando tus cereales… NO CUELA, coño ya. Pasa exactamente lo mismo si para anunciar yogures poco calóricos pones a unas guapitunguis bailando la macarena. STOP ENGAÑOS.

La de los anuncios de cerveza

Donde siempre es verano y todo el mundo goza de una belleza cautivadora. Vale que, como me dijo Perra de Satán, la guapura del personal es directamente proporcional a la cantidad de cerveza que ingiramos, pero HUELE MAL. ¡Los feos también queremos vivir mediterráneamente!

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