¿Que dormir es una de los mayores placeres? SÍ ¿Que hay cerebros que no opinan lo mismo? También. Ser insomne implica pasarse varias noches sin dormir, dormir poco –poco son cuatro horas, no siete-, tener la misma calidad del sueño que las bragas de los chinos, o vivir en una eterna época de estrés que  impida dormir como manda la tradición: a pierna suelta y con charcos de baba en la almohada. Así que si en algún momento has vivido alguna de estas situaciones sabrás de lo que hablo. Sin embargo, si eres uno de esos afortunados que duermen nada más apoyar la cabeza en la almohada…antes de meterte con nuestras ojeras deberías saber lo que sufrimos los insomnes.

  • Odiamos a los que duermen mucho y con facilidad. Sí, es envidia, y de la mala además, por eso les odiamos.

 

  • Dormimos poco, así que solemos estar irritables. De hecho si la cosa es grave, sufrimos los mismos síntomas que la resaca, así que si nos ves: no grites, no nos toques, no parpadees, no hagas nada…porque no respondemos de nuestros actos.

 

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  • NO nos preguntes si hemos seguido alguno de los mil consejos que circulan por Internet para conciliar el sueño, porque lo hemos probado todo, hasta darnos de cabezazos contra las paredes para quedarnos inconscientes… SI, lo hemos probado y NO, no suele funcionar, así que no lo digas, nos cabrea mucho.

 

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  • Para colmo, la falta de sueño nos convierte en autómatas, todas nuestras acciones las realizamos porque es lo que siempre hacemos, así que las llevamos a cabo sin pensar. No sabemos lo que hacemos, ni lo que nos dices…NADA. Hacemos lo que hay que hacer sin saber cómo.

 

  • Tenemos sueño todo el día…hasta que llega la hora de irse a la cama. Esto  convierte la hora de dormir en la hora maldita, tenemos que acostarnos pero tenemos miedo de ir a la cama. Un sudor frío recorre nuestra nuca cuando se acerca la hora ¿dormiré?

 

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  • Los días se hacen eternos…las noches también, porque el sueño de la mañana te impide concentrarte en nada, y el sueño de la noche hace que sólo te concentres en el reloj…ese que no avanza.

 

  • Sollozamos en silencio, a solas,  porque hemos dado tantas vueltas en la cama que nos hemos quedado atrapados entre las sábanas. Sollozamos al ver que sólo han pasado cinco minutos desde la última vez que miramos el reloj.  Sollozamos porque queda menos de una hora para que suene el despertador y no hemos dormido ni tres. Sollozamos porque tenemos sueño pero no podemos dormir. En definitiva, sollozamos y MUCHO, en soledad, a oscuras, con la luz del reloj despertador como único testigo de nuestra agonía.

 

  • Y cuando por fin conseguimos dormir… suena el despertador. Queremos quedarnos más tiempo en la cama pero el pitido de la alarma nos amenaza con agujerearnos el tímpano si no nos levantamos. Así que salimos de la cama, tristes, cabizbajos y arrastrando los pies hacia la cocina…hacia ese café que esperamos que nos resucite.

 

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