Ser un polluelo independiente y abandonar el nido lo mola todo (menos tener que decirle adiós a las croquetas de tu madre, no creo que se esté nunca psicológicamente preparado para eso) pero empiezas a replantearte un par de cuestiones filosóficas sobre la vida adulta. Sobre todo el POR QUÉ todo es tan caro y TÚ ERES TAN MIERDOSAMENTE POBRE.

1 ¿Por qué son tan caros los cojines?

¿Y cómo se llama eso que nunca he necesitado pero sin lo que ahora no puedo vivir?

Irte a vivir sola significa empezar a valorar cosas a las que antes no le dabas importancia. Como los «pelapapas» Parecen una tontería, pero no, luego te das cuenta de que lo necesitas con toda tu alma. Perdonadme, pelapatatas del mundo, os he subestimado y ahora os amo y seremos besties forever.   Y ya no hablemos de lo caro que está todo, cojines incluidos. Que si me dices un colchón, lo entiendo. PERO ES QUE ES UN COJÍN señores, que va una con toda la intención de poner cuqui su sofá y se tiene que quedar a base de macarrones todo el mes para poder comprarse cuatro cojines monos con los que decorar su sofá del Ikea.

2 La fianza

En la lista de palabras que más acojonan está: Tenemos que hablar, no me baja la regla y «Hablemos de la fianza». Todo alquilado que se precie  se aferra a ella con cuerpo y alma, como si no hubiera un mañana. Y es que no hay más drama en este mundo que el que te quiten la fianza porque te han potado en la pared.

3. Los tuppers, tu mejor amigo.

Nunca un trozo de plástico ayudó tanto a la humanidad. Y es que sí, te conoces que si el Just eat, Glovo, Deliveroo y todas las aplicaciones habidas y por haber en la historia del mundo, pero como el tupper de tu madre, ná de ná.

4.Te conviertes en tu madre.

De repente, te conviertes en todo aquello que juraste nunca ser. Te sorprendes a ti misma levantándote de la cama a medianoche porque te has dejado la luz del salón encendida, haciendo trapos con las camisetas viejas o emocionándote porque te has comprado un friegasuelos con olor a pino. Enhorabuena: Eres tu madre.

5. Tienes que afrontar tú sola los problemas.

Quizás esta es la parte más dura de emprender tu viaje sola. Vivir alone in the dark significa asumir tú y exclusivamente tú las consecuencias de todos tus actos (como dejarte las llaves de casa puestas y verte en la calle con toda la compra y la tormenta del siglo, true story) o que se te caiga el techo porque el vecino se ha dormido en la bañera. Puedes llamar a tu madre de vez en cuando lloriqueando, pero sabes que te toca pringar.

 

Aunque vivir solo puede resultar agobiante en un primer momento, lo cierto es que todo pasa cuando llegas a casa, te quitas el sujetador, te haces un moño, y te tumbas en el sofá. Entonces entiendes que, como en casa, en ningún lugar.