Lo de que la gente crea que por ser gorda no vas a ligar pensaba que era algo que ya se había quedado en el olvido. No me escondo, es una creencia que yo misma he tenido durante gran parte de mi vida. Pensaba que, con mi físico, mi vida sexual y amorosa iba a estar destinada únicamente a tener parejas estables (que no tiene nada de malo) y no iba a poder experimentar los famosos ligues de una noche. Claro ¿cómo iba a tener un lío casual con alguien? Para eso era necesario que les atrajera mi físico y yo tenía clarísimo que mi único punto fuerte era el humor. 

Por suerte, con un poco de paciencia, amor propio y sobre todo muchas experiencias todo se aprende. Todos los caminos empiezan por algún sitio y el mío empezó por esta web. Me la recomendó mi compañera de piso. Leía todos los días la cantidad de anécdotas y dramas de mujeres con cuerpos muy diversos y entonces me vino la inspiración: yo quiero ser así.

En uno de mis cumpleaños me regalaron el maravilloso libro de GORDI Fucking BUENA y todas las respuestas que había estado buscando las encontré.

Era (y soy) gorda. Al igual que a mi me pueden gustar los hombres más altos, más bajos, rubios o morenos, a los hombres también les puede gustar que yo esté gorda. No sé que se me abrió más, si la mente al darme cuenta de que mi cuerpo es tan válido y bonito como cualquier otro o las piernas, porque cuando gané toda esa confianza no paré de vivir todas esas experiencias que pensé que no iba a tener.

¿Qué era esta magia? ¿Me estás diciendo que lo que importa es que yo misma respete mi cuerpo y que mi humor tan solo es un plus a estar buenísima? Me pinchas y no sangro.

Por fin comprendí que mi punto fuerte no era solo mi personalidad. Soy un conjunto de elementos. A veces gustarán todos por igual y otras por separado, pero son igual de importantes.

Pues bien, yo vivía en mi burbuja de felicidad en la que me sentía totalmente empoderada y como siempre tiene que venir algún gilipollas a romperla. En este caso en concreto fueron unos amigos con los que yo había perdido el contacto años atrás. Me alegró mucho volver a hablar con ellos y contarnos todas las experiencias que habíamos tenido los últimos años, lo que no me hizo tanta gracia fue comprobar que cada vez que yo hablaba de mi vida sexual o romántica su cara era una mezcla entre la incredulidad y la sorpresa.

Al principio no quise pensar demasiado en su reacción. Al fin y al cabo años atrás era muy tímida que no hablaba para nada de sexo por lo que creí que mi cambio de actitud era lo que les chocaba, pero al final salió el tema.

Amigas, no voy a decir que no me molestó. Estar tomando cervezas en una terracita al sol y que te pregunten que cómo habías podido ligar tanto estando gorda no sé a vosotras, pero a mi me puso de mala leche. Sentí mucha impotencia al darme cuenta que aunque yo hubiera cambiado mi visión del mundo, el mundo seguía siendo el mismo.

Ligar siendo gorda: el fenómeno que mis amigos no comprenden

Por el bien de mi relación con ellos decidí intentar explicarles que el hecho de estar gorda no me hace menos atractiva. Cada cual tiene su público y yo tenía bastante. Todo muy bonito y muy pacífico. “Claro, es que tu personalidad es la que es”, “es que eres muy abierta y muy divertida” Para ellos todo lo que importaba era lo graciosa que yo podía ser, no el hecho de que una gorda fuera por la vida liándose con los tíos que le daba la gana, porque eso en su mente era imposible. 

No sabéis la cantidad de comentarios de mierda que se hicieron en esa mesa. Os he recogido aquí unos cuantas perlas:

“Claro, es que los tíos somos menos exigentes”

“Si decimos que no nos gustan las gordas nos tachan de superficiales, pero vosotras sí que os gustan mazaos y no pasa nada”

“A ver, al final algún desesperado siempre hay”

¿Peeeeeerdona? Me quedé a cuadros. ¿Cómo respondes a esos comentarios de forma tranquila y relajada? Yo desde luego no supe. Les dije lo que pensaba: que aparte de la gordofobia también podrían mirarse un poquito lo de la misoginia que me llevan por la vida.

A días de hoy apenas tengo relación con ellos porque sinceramente prefiero no tener en mi vida gente que sigue pensando que estar gorda nunca puede ser sinónimo de ser atractiva y que las mujeres siempre tenemos la ventaja en todo porque (dicho por ellos) “tenemos tetas”. 

Después de este conflicto entendí la frase de mi madre: “hay días tontos y tontos todos los días”. Que haya gente que piense así no significa que nosotras debamos dejar de sentirnos bonitas y bien potrencas. Dicho esto solo os puedo recomendar que la que no haya leído ya el libro de GORDI Fucking BUENA se haga un favor y empiece, porque  a mi me ha cambiado la vida.

Rocío