Lo has vuelto a hacer. Has vuelto a caer en esa (mala) costumbre que tenemos muchas de nosotras de comprar, comprar, comprar y acabar teniendo cantidad de cosas que no has usado en tu vida o que después de una puesta han pasado a mejor vida. Y es que, en general, los seres humanos somos consumistas por naturaleza y muchas veces no podemos evitar comprar cosas que sabemos que acabarán en el fondo del armario (que ojo, no es lo mismo que ser fondo de armario…). Ropa, complementos, maquillaje, bolsos, zapatos, seguro que más de una y de dos estáis visualizando ahora mismo vuestros armarios o vuestros cajones de maquillaje y pensando ‘Pues no le falta razón…’.

Pero no desesperéis, que todo tiene solución! Desde WLS queremos daros unos truquis para que hacer limpieza de armario no sea un hecho traumático, para conseguir espacio en nuestras habitaciones y para liberarnos de una vez por todas de ‘esos zapatos tan monos que me hacen un daño horrible pero es que… son tan monos…’.

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No compres sin probar:

Seguro que a muchas de vosotras os pasa como a mí, lo que más pereza os da de ir de compras es probaros la ropa. Porque todos sabemos que los probadores del Stradivarius no son el culmen de la comodidad y que tener que limitar nuestro shopping a 6 piezas es un coñazo fastidio. Pero ten paciencia, selecciona, prueba, entra dos veces si hace falta y combina. Que muchas veces he tenido que coger un vaquero que no me pensaba comprar sólo por ver cómo me quedaba una camisa, ya que con las bragas y las piernas al aire no lucía igual. Y claro, lo que al principio era un ‘meeeeh, no está mal…’ acabó siendo un ‘¡me llevo la camisa y los vaqueros!’; las dos cosas me quedan bien y no tengo que devolver ninguna. Y con el maquillaje igual, pruébalo siempre que puedas, pide recomendaciones, no compres a lo loco… Salvo que seas una experta, muchas veces tendrás dudas y acabarás comprando cosas que no vas a usar en la vida!

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Si has comprado sin probar y no te queda bien, devuélvelo:

No te van a mirar mal por ir a devolver algo que has comprado y que al final no te convence, así que decídete rápido, si no te gusta, devuélvelo! Son todo ventajas: tendrás más sitio en tu armario, te sentirás mejor por no empezar a padecer Síndrome de Diógenes y además tendrás la (falsa) sensación de que tienes más dinero, es mentira, lo sabes, pero de repente tienes 40€ que ayer no tenías y te sientes mucho más rica. Ojo, con el maquillaje pasa lo mismo: si no lo has usado desde que lo compraste ni tiene pinta de que lo vayas a usar, devuélvelo! Y no esperes mes y medio para hacerlo porque no podrás, ponte 15 días de plazo y cúmplelo!

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Si está roto o estropeado y eres mañosa, intenta arreglarlo:

Yo he de confesar que lo único que sé hacer en cuanto a costura se refiere es coser botones. Tengo muchas virtudes, ser buena costurera no es una de ellas. Pero si tú eres apañada para estas cosas, aprovecha esa faceta. Puedes hacer pequeños arreglos (tanto a tus prendas, como a las de otras personas), customizar cosas que hace tiempo que no te ponías y dar rienda suelta a la imaginación al mismo tiempo que te ahorras un dinero por no tener que ir a comprarte unos pantalones nuevos, como haría yo sólo porque mis favoritos tienen los bajos hechos un desastre… Tienes un don, ya lo quisiera yo para mí, aprovéchalo!

Si lo tienes pululando en el armario pero no te lo pones, dónalo o regálalo:

Bolsos, zapatos, jerseys, vestidos, chaquetas. Tienes un montón de cosas en tu armario (usadas y sin usar) que no te pones desde que estaba de moda ondularte el pelo con la plancha. Y esos ‘pantalones reto’ que guardas en el fondo de tu armario para cuando vuelvas a adelgazar no sólo están pasados de talla, sino también de moda!. Y ese bolso tan hippie que te compraste hace 4 veranos en Ibiza y no te has vuelto a poner sabe que ha pasado a mejor vida. Y esos zapatos tan bonitos que compraste sin probarte y que, a pesar de ser una talla pequeños, nunca devolviste, no te los volverás a poner. Y asume ya que no te queda bien el morado, por mucho cariño que le tengas a esa camiseta que lleva 6 años arrugándose en el fondo del cajón. Been there, done that.

Yo tengo una regla infalible desarrollada gracias a muchos años de duro trabajo para evitar padecer Síndrome de Diógenes: ¿No te lo has puesto en un año?, tíralo. ¿No te atreves a tirarlo?, póntelo. ¿Cómo?, ¿qué es eso que estoy oyendo?, ¿dices que no ves el momento de ponértelo?, ¿ENTONCES POR QUÉ DEMONIOS SIGUE ESO EN TU ARMARIO?, TI-RA-LO. ‘Es que fue un regalo, es que le tengo mucho cariño, es que me costó muy caro…’. Bla bla bla… Pero como entiendo que no todas sois unas despegadas de la vida como yo, tengo una alternativa para esos casos: coge una caja, mete todas esas cosas que llevas un año sin ponerte pero que, por alguna razón que no alcanzo a comprender, no quieres tirar, y mételas dentro de la caja. Guarda la caja en el altillo, trastero, fondo del armario, debajo de la cama. Sácala dentro de un año sólo para darte cuenta de que ya vas por tu segundo año sin ponértelo y dónalo o regálalo todo. Con la caja. No sea que la abras y ‘Ooohhh, es que esta camisa es taaaaan bonita…’. CLEAN – THROW AWAY – REPEAT.

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Todas nosotras, cada día. ¡A deshacerse todas de lo que no nos ponemos!

Si no lo usas y no se puede donar, tíralo:

Tengo una crema hidratante de Kiehl’s maravillosa, que me deja una piel estupenda. O me dejaba. Allá por 2012. ¡A la basura! ¿Cuántos años hace que no me maquillo con sombras de ojos de colores? ¡A la basura!. Esa máscara de pestañas que era cojonuda dejó de serlo hace 1 año y tú sigues empeñada en que esos grumos que deja son normales. ¡A la basura!. A tu bolso favorito se le ha roto la correa. Y la cremallera. Y el forro del bolsillo interior. Por el amor de dios, ¡a la basura ya! Todas sabemos que el maquillaje y las cremas tienen una vida útil limitada y si, esa crema solar factor 50+ maravillosa que compraste en Grecia en 2013 te fue de perlas, pero igual para el verano que viene está ya un poco pasada… Venga, todas conmigo: ¡a la basura! Con la ropa y complementos igual. Que yo entiendo que le tienes aprecio a ese vestido que llevaste en tu primera cita, pero ya está un poco así como amarillento por las axilas, ¿no crees?. También entiendo que llevabas ese bolso precioso el día que conseguiste el trabajo. Pero no queda igual de bien cuando lo llevas ahora medio abierto a la oficina porque la cremallera hace tiempo que pasó a mejor vida. ¿Y qué me dices de esos vaqueros que te hacen culazo?, ¿cuántos parches le has planchado porque se te han roto por la parte del chichi?. No te hagas la remolona, lo sabes: ¡a la basura!.

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Y si todo esto no te convence, piensa en la gente que necesita esa camiseta que ya no te pones, ese bolso que te encanta pero que está cogiendo polvo porque está pasado de moda y no te lo has vuelto a poner desde 2012, esos zapatos que sabemos que no vas a ponerte nunca porque te van demasiado pequeños, esos pantalones que aún con el bajo un poco roto están por lo demás perfectos.

Dónalo, regálalo, seguro que conoces a alguien a quien le hace falta, o sabes de alguna asociación de tu ciudad que se encargue de ello. Si no, sabes que tienes un montón de opciones para sentirte bien contigo misma y ayudar a los demás:

Rastro Betel

Haces Falta

Cáritas

Humana

– O la opción de la iglesia o los contenedores de recogida de ropa de toda la vida

Pero si prefieres otras opciones en las que tú también puedas ganar algo, siempre puedes venderlo en webs como Wallapop, Chicfy…, llevarlo a las tiendas H&M, (donde por cada bolsa de ropa usada que lleves te dan un cheque de 5€ para gastar en sus tiendas), o intercambiarlo (eso del trueque no pasa de moda…). ¿Y sabes que puedes vender hasta tu vestido de boda?, total, para que esté cogiendo polvo en el armario…

Ya no tienes excusa, ¡abre el armario y haz limpieza!