El otro día quedé con mis amigos para tomar unas cañas y ponernos ciegos a tapas. A medida que el alcohol subía, el tono de la conversación también. Empezamos a hablar de sexo, y una de mis coleguis contó lo siguiente:

“Bueno, no os lo vais a creer. El otro día quedé con Mario el de Tinder y le dejé hacerme una cosa…”

Todos estábamos expectantes pensando que nos iba a contar la mayor burrada de la historia, pero el desenlace fue un poco plof para el resto.

“Me chupó los pies.”

Y digo “para el resto” porque los demás reaccionaron con el típico “bueno, tía, lo contabas como si te hubiese puesto un arnés y atado al techo”, “que te chupe los pies es lo más normal del mundo”. Yo, en cambio, le pedí más detalles. Sí amiguis, tengo un fetiche por los pies también llamado parcialismo y aproveché el reciente polvo de mi amiga para ponerme cachonda como una mona.

Desde que me inicié en el sexo siempre me han gustado los pies. No sé cómo empezó todo esto, sólo recuerdo que cuando iba a la piscina me fijaba en los pies de los chicos, que en el porno me excitaba mucho cuando en el plano se veían pies, y que eso derivó en que me empezase a masturbar pensando en pies.

Mucha gente se pregunta que qué tiene de bonito un pie. Pues lo mismo que una sonrisa o un rabo. Hay personas que ven los pechos de la mujer como una parte preciosa y erótica. Otras que se excitan cuando ven una mandíbula marcada. Yo, en cambio, me pongo como una moto con los pies de los tíos. Me gusta la forma, las sensaciones que evoca un masaje, el olor, el sabor… Todo.

No es lo único que me excita de un hombre (soy hetero), pero sí que es un aliciente en mis relaciones que me pone on fire. El problema es que cuesta mucho encontrar a tíos a los que les ponga que le chupen/masajeen los pies.

Está un poco mal visto que a una mujer le guste lamerle los pies a un tío. Bueno, igual que el tema de comerse un culo. Si el chico se lo hace a la chica no hay problema, pero cuando es la chica la que le come el culo a él todo son prejuicios.

A mí estás cosas me cansan mucho. Me parece que el sexo es un momento para liberarnos de todas nuestras inhibiciones. De quitar los tabúes y los prejuicios y desnudarnos física y emocionalmente. El sexo es para disfrutar, no para agobiarnos. Y para mí disfrutar es sinónimo de probar cosas nuevas.

El 90% de los chicos a los que les he estimulado los pies han disfrutado MUCHÍSIMO. Pero luego entran los prejuicios en juego.

Eso sí, yo no entro a un chico diciéndole de primeras “oye me ponen los pies”. Necesito confianza, conocernos un poquito, tantear el terreno y ver si está dispuesto a probar cosas nuevas o prefiere el misionero y a dormir… Y esto es aplicable a todas las filias.

No hay nada de malo en que te gusten cosas poco convencionales en el terreno sexual, pero creo que hay que ser cautos a la hora de compartir nuestros justos. A mí me incomodoraría un poco que en una primera cita un chico me dijese “quiero mearte en la ducha”, “quiero que me pegues una patada en los huevos” o “quiero ponerme tus medias”. Me parece que no es el momento apropiado. Para mí (ojo, hablo sólo en MI opinión), lo mejor es esperar a que haya un poquito de confianza para soltarnos.

Y con este articulo quiero desestigmatizar las filias, sean cuales sean, siempre que ambas personas consientan. Rompamos los límites del sexo, disfrutemos, seamos felices, follemos más y jodamos menos.

 

Anónimo

 

envía tus movidas a [email protected]