Me considero una persona bastante curiosa así en general, pero si hay un tema que me apasiona en el mundo es el de las sectas, sociedades secretas y organizaciones ultra-religiosas. Me fascina que existan grupos de personas que entreguen su vida por completo a una comunidad liderada por un señor que vive en el privilegio más absoluto y en la contradicción más extrema. Estos movimientos reaccionarios y apocalípticos me enganchan nivel «La isla de las tentaciones», será cosa del morbazo… ¡mejeje!

Si a todo esto le sumamos que esto puede estar pasando aquí al lado, pues ya living. Este es el caso de el Palmar de Troya, un episodio de la historia de España bastante desconocido entre nuestra generación y que ahora ve la luz gracias a una serie de Movistar. Cuatro capítulos que condensan la historia del esperpento que se montó a finales de la década de los sesenta en un pueblo de las afueras de Sevilla y que sigue en activo a día de hoy.

Primero el contexto: el Palmar de Troya es un pueblo sevillano en el que actualmente se asienta el templo de los seguidores de la Orden de los Carmelitas de la Santa Faz (una fantasía de oros e imágenes muy poco ortodoxas), también conocidos como palmarianos. La Iglesia Palmariana nació a raíz de una serie de supuestas apariciones de la virgen, éxtasis varios y revelaciones místicas, que solo tienen sentido en el marco de una España oscura y muy falta de información. Esta situación fue aprovechada por dos listillos (bastante freaks) que se montaron un pequeño imperio utilizando a su favor el fervor religioso de la gente. Una secta con todas las letras (S-E-C-T-A) que, disfrazada de organización religiosa, se ha estado aprovechando de sus fieles durante años.

Desde que se fundó la Iglesia Palmariana hasta el día de hoy, se han ido sucediendo los escándalos y la serie de Movistar se encarga de ponerlos sobre la mesa. Por eso estamos aquí intentando que os pique el gusanillo con algunos de los motivos por los que es fundamental visionar esta maravilla. Vamos allá:

  • El propio formato de la serie es ideal, expone sin juzgar (y en este caso es más que suficiente para que el público se lleve las manos a la cabeza). No caen en el amarillismo en ningún momento y mira que hay temas escabrosos en toda esta historia como para montar un ‘Sálvame Palmar’.
  • Tiene testimonios reales (y escalofriantes) de personas que fueron fieles palmarianos. Hombres y mujeres que explican cómo era el funcionamiento de esta organización por dentro y cómo, gracias a un discurso casi milenarista, llegaban a controlar las vidas de todos los que formaban parte del sarao. Gracias a toda esta información podemos hacernos a la idea de cómo han conseguido mantenerse en el tiempo y de cómo han anulado las voluntades individuales con promesas de salvación eterna.
  • Además ofrece entrevistas a teólogos, periodistas e incluso a personas del pueblo que vieron como se montaba toda la movida desde la barrera y bien cerquita.
  • Las recreaciones loquísimas. Me consta que hay gente quejándose mucho por esto, pero a mi me fascinan porque creo que le da un puntito cómico bastante chachi y el casting de actores es finísimo (el señor que hace de Ginés es exactamente igual al ex-papa). Y es que no hay tanto material gráfico real como para rellenar cuatro horas de metraje, así que es una solución bastante óptima.
  • El material inédito. Sí, hay grabaciones de voz del «Papa» Clemente que son oro puro (y que dan bastante miedo).
  • Las imágenes del interior del complejo palmariano. Que esto lo puedes ver en YouTube y tal, pero me sigue impactando todo ese festival de dorados y brilli-brillis. Por no hablar de la imagen de San Francisco Franco (tócate un pie) y de otros señores tope de progres, en la fachada de la basílica.
  • La desigualdad brutal entre hombres y mujeres dentro de la iglesia palmariana. Esto es escalofriante. Las normas para vivir dentro de la iglesia del Palmar son absolutamente férreas, pero, como siempre, aún lo son más para las monjas. Carne de gallina con los testimonios sobre este tema.

A todo esto hay que sumarle: papas fugados, portadas de Interviú, imágenes de la virgen hasta arriba de piedras preciosas, relaciones homosexuales dentro de la Iglesia, papas ciegos (literal y figuradamente), reyertas locas, estigmas corporales, dinero que seguimos sin entender muy bien de donde carallo sale, caretas de payaso y excesos (mogollón de excesos)… ¿de verdad que necesitáis más motivos para verla?