El alcoholismo, como todas las adicciones, es una enfermedad quizás más dura para los seres queridos de quien la padece que para la propia persona que la padece, sobre todo si, como en el caso de mi padre, dicha persona no es consciente de tener un problema. Mi experiencia con este tema ha sido muy dura, pero no ha estado exenta de aprendizaje, así que hoy quiero compartir con vosotras lo que yo he aprendido de todo esto, por si acaso a alguna le resultase útil. En el caso de mi padre era el alcohol, pero tal vez os pueda servir enfocado a otras adicciones:

-Es muy difícil que una persona adicta reconozca el problema que tiene y busque ayuda. Si lo consigue, hay que tener en cuenta que una persona adicta no llega a ‘’curarse’’ y que es muy importante evitar recaídas. Por ejemplo, aunque una persona alcohólica consiga estar tres años sin beber, si en un ambiente de fiesta alguien le insiste y se toma una copa, esa copa puede desencadenar que recaiga.

Hay drogas socialmente aceptadas, y esto es así. Todo el mundo tiene claro que alguien que consume cocaína o heroína tiene un problema, pero si es alcohol o tabaco la cosa cambia, lo que hace que sea más difícil para esa persona salir del consumo. En el caso de mi padre se ha criado viendo a mis abuelos tomar una cerveza en el almuerzo y una copa de vino con las comidas, la gente normalmente bebe en los bares a diario, en las fiestas no falta el alcohol…¿Cómo va a ser un problema si lo hace todo el mundo?

-Una persona que es adicta y que no lo reconoce va a poner aquello a lo que es adicta por delante de todo: familia, amigos, trabajo y hasta su propia salud. A mi padre le despidieron de un par de trabajos por llegar tarde y borracho. Años después cayó gravemente enfermo por culpa de la bebida, y tras recuperarse siguió bebiendo hasta el día en qué murió, por más que mi familia y yo tratamos de que aceptase ir a la Unidad de conductas adictivas, de que le insistimos por activa y por pasiva y de que poco a poco nos fue perdiendo: parecía que mientras no le faltase el alcohol todo lo demás le daba igual.

-Las personas adictas necesitan mucho apoyo para salir del pozo, pero mi recomendación si comienzas una relación con una persona adicta que no ve el problema que tiene, ¡huye! Yo he topado en mi vida con dos parejas que a priori no parecían tener ningún problema. Uno de ellos se pasaba el día fumando porros, podía estar semanas sin verle porque priorizaba quedar con sus amigos para fumar, tuve que pedirle que al menos no fumase delante de mí porque era como estar con un geranio. El otro era adicto a un juego en línea, hasta el punto de llegar a reventar el teclado o el ordenador a golpes si perdía una partida o si le fallaba internet. Ambos eran bellísimas personas, pero tenían en común el poner su adicción por delante de trabajo, estudios y seres queridos, mentir para encubrirse y tener actitudes agresivas si algo o alguien estorbaba su rutina. En los dos casos vi muy claro la vida que esperaba si seguía a su lado, me veía dejándome de lado a mí misma para cuidarlos a ellos, como había visto hacer a mi madre, y aunque en su momento me sentí una persona horrible hoy me alegro de haberme priorizado.

-Si tienes un ser querido que padece una adicción y consigue ver el problema que tiene, mucha paciencia. He visto el proceso en personas cercanas a mí y es duro, sobretodo reconocerlo. Me hubiera encantado que mi padre diese ese paso, y si lo hubiera hecho mi familia y yo habríamos hecho todo cuanto estuviera en nuestra mano para que se sintiera apoyado en todo momento.

-Tanto si alguien importante para ti ha conseguido reconocerlo como si no es así, habla de ello. A menudo nos enfocamos tanto en cuidar que olvidamos cuidarnos a nosotras mismas. Ya sea con tu familia, con tu terapeuta o en grupos de apoyo online, hay muchísimas personas que pasan o han pasado por lo mismo y todas necesitamos desahogarnos y sentirnos apoyadas y escuchadas. Además, en cuestión de adicciones parece existir una cierta capa de vergüenza, a nadie le gusta reconocer que su padre es alcohólico o su novio es ludópata, sin embargo, cuando yo me abrí por primera vez a hablar del tema con amigas cercanas, me encontré con que no sólo no era la única, sino con que tenía cerca a personas muy importantes para mí pasando por lo mismo en soledad, como yo, pudiendo pasarlo juntas.

 

Esto es lo que yo he aprendido en mi experiencia como hija de una persona alcohólica. Me gustaría no haber tenido que llevarme este aprendizaje de una manera tan dolorosa, pero por otra parte agradezco en cierto modo el haber aprendido a identificar ciertas conductas y a reaccionar ante ellas. Espero de corazón que nunca tengáis que hacer uso de ellas, pero si por desgracia es así, espero al menos que os pueda servir de ayuda.

 

anónimo

 

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