A finales de semana cumplo 30 años. A diferencia de algunas personas, ya no me afecta cumplir años, pues cumplir significa vivir. Y yo quiero vivir a tope.

En los últimos años lleva ya siendo típico en las comidas familiares que siempre haya algún miembro soltando la puyita: “¿y el bebé pa cuando”? (Esta es la nueva modalidad, JLo cuánto daño has hecho con la cancioncita de las narices) a la que tu expresión facial contesta con un “¿cómo voy a tener un hijo si mis padres aún están cuidando de mí?”.

Y así es, mis padres siguen haciendo de guías, y de banco, para que pueda seguir perdiéndome en el laberinto de la vida. Pues bien, se supone que estoy en esa edad (y a partir del inicio de la nueva década más aún) en la que mi vida ya debería estar encaminada: trabajo más o menos estable, con cierta experiencia laboral, con dinero ahorrado, con pareja estable, con planes de boda o, incluso ya casada, y pensando en hijos.

Pero no tengo prácticamente nada de eso. Aunque, puestos a confesar: si tuviera el trabajo de mi vida, un piso donde tres no fueran multitud y dinero en el banco suficiente me faltaría tiempo para hacer las maletas y no pisar la casa más que lo justo y necesario.

Tengo una envidia –a veces no tan sana- de aquellos amigos que su trabajo les permite viajar y recorrerse el mundo, y no te creas que viajes mochileros no, que mi cuñado que es de morro fino, menudos paseos en velero se pegó el año pasado por Capri. Escapita de 15 días por la India, conciertazo en Barcelona de Beyoncé. Findes de subirte a los tacones y bailar hasta que abran la churrería Moreno,  domingos de vermut en el Blasi mientras organizas la última escapadita: ¿ruta gastronómica por San Sebastián, puentecillo naturlover en la Selva de Irati, o mejor de cultureta por Madrid?

Y ya me decís vosotros dónde cabe el cochecito, la maleta y las dos bolsas extras de ropa, la bolsa de la comida, la babycook y el sacaleches por si acaso, los biberones, los paquetes de pañales y toda mi energía. Pues no cabe, en el velero el cochecito no entra. Y entre pegarme la noche sin dormir al ritmo de Who run the world? (¡Girls!) y la de oír berridos, me quedo con la primera.

Y si eso es lo que mi mente maquina, qué problema hay os preguntaréis, pues de entrada ninguno, salvo que el cuerpo y la mente van a des tiempos y de todos es sabido que cuánto más mayor eres a la hora de tener hijos más riegos y problemas puede haber. Por no añadir que puede costarte más quedarte embarazada… entonces ¿qué hacemos? ¿Vivimos como nuestra mente inmadura y en eterna post-adolescencia nos pide o hacemos caso a nuestro cuerpo serrano? ¡Anda! ¡Regreso de las Spice Girls en Londres! “If you wanna be my loveeeer…!!!!!”

 

Violeta Noguera

@violeberry