Si algo puede llegar a enamorarnos realmente al ver una serie de televisión es esa conexión entre el protagonista y su mascota. Porque al final los animales cobran un papel importantísimo en las tramas y se convierten en seguida en ese personaje esencial aunque su papel no fuese creado para este fin. Ya lo dice el meme, pueden cargarse a 20 personas de un plumazo y seguiremos viendo la escena como si nada, pero como toquen a la mascota el llanto está más que asegurado.

Conectamos con ellos, es impepinable y si nos referimos a las series y películas que nos acompañaron durante los años 90… ¡menudas joyitas nos dio la televisión! Todos nos enamoramos de mascotas perrunas, gatunas e incluso de muchas que no tenían una raza definida. La cuestión fue que nos robaron el corazón y que más de una hemos soñado con abrazar a un perrete como el de Punky Brewster o al mismísimo Alf.

Pequeño Tío, el caballo gigante de Pippi Calzaslargas

mascotas pippi calzaslargas

Si he de ser sincera nunca me enamoré demasiado de la historia de esta peculiar niña, más bien se me hacía un ser bastante repelente. Pero si con algo me tenía que quedar de esta serie sin duda sería con el hecho de que tuviera un gran caballo como mascota. Pequeño Tío era ese equino blanco y precioso que la acompañaba en todas sus aventuras. Incluso le perdonó el hecho de haberle dibujado topos negros en su pelaje. ¡Qué paciencia, precioso corcel!

Alf, la mascota políticamente incorrecta

Era un ser que tenía ocho estómagos (muy identificada con el hambre que siempre tenía este adorable ser). Lo que más le gustaba era soltar barbaridades por la boca y comer gatos. Es que no podía existir mascota que más me apeteciera en casa. Las risas estaban aseguradísimas en cada capítulo de Alf, el extraterrestre llegado desde Melmac.

Salem, un gato con mucho carácter

Un gato negro, brujo y que encima no sabe cerrar el pico. Salem molaba demasiado y todas lo sabemos. Fiel consejero de Sabrina y crítico cuando había que serlo. Esta serie no hubiera sido la misma sin este increíble personaje. A él lo habían convertido en gato como castigo por no haber sido un mago bueno y le tocó lidiar con el aprendizaje de la torpe Sabrina. Si alguna vez tengo un gato, mínimo debería ser como él.

Brandon, el adorable compañero de Punky Brewster

Todas queríamos una vida divertida como la de esa niña que había encontrado al fin un hogar junto a Henry y su querido Brandon. Este precioso Golden Retriever era la fiel mascota de Punky y tomaba un papel protagonista en muchas de sus historias. Con su pañuelo atado al cuello era la imagen exacta de ese perrete que todos queremos a nuestro lado. Sandy, que así se llamaba realmente el perro que dio vida al personaje de Brandon, fue adoptado por una familia en 1988 cuando terminó el rodaje de la serie.

Gizmo, un bichejo un tanto peligroso

El problema de una mascota tan encantadora como Gizmo es que tenía más efectos secundarios que la píldora. No darle de comer después de medianoche, no mojarlo, que no le de la luz del sol… ¡Pero eso más que una mascota era una oposición! A pesar de todo esto aquí muchas nos hicimos con unos de los achuchables peluches de este bichejo. Que levante la mano aquella que lo metió debajo de la ducha esperando que los malos de los Gremlins asomaran (¡servidora!).

Marcel, el mono de Ross que terminó como estrella del cine

Como fan total de Friends no podía olvidar al mono más conocido de la televisión (con perdón de Amedio, por supuesto). Marcel fue el mono que Ross había rescatado y que permaneció como uno más de elenco más popular de los 90 durante un par de temporadas. Me flipaba aquel capítulo en el que repetía una y otra vez la banda sonora de El Rey León o cuando el señor Heckles lo robaba y le ponía al pobre un tutú diciendo que era su mona. Al final, Marcel se convirtió en estrella del cine mientras que Ross lo echó de menos durante unos cuantos capítulos.

Rex, el perro policía que lo resolvía todo

En toda casa de los 90 que se precie se ponía la serie ‘Rex, un policía diferente’ los sábados por la tarde. Este pastor alemán les daba mil vueltas a sus compañeros, al menos en lo que a inteligencia y destreza policial se refiere. Él solito se resolvía todos los casos. Casi le salía a cuenta al departamento de Policía dar de baja al resto del equipo y dejarlo a él con todo el curro porque era un verdadero crack.

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