Así es, me grabaron follando. Aviso a mentes sensibles y personas con historial parecido:

Vienen curvas, voy sin filtro y mis palabras pueden herir vuestra sensibilidad o bien traer malos recuerdos.

Para bien o para mal, si quieres seguir leyendo estamos juntas en esto y trataré de acoger cualquier comentario con entereza.

 

Todo pasó una madrugada después de una noche de fiesta. Íbamos mis amigas y yo a la discoteca de siempre, en nuestros mejores años de juventud y tolerancia a las resacas, y en algún momento de la noche acabé hablando con él.

El susodicho. La conversación fue entretenida e inteligente y en un par de horas estábamos de camino a su casa. Una vez en la calle me avisó que estaría su compañero de piso, pero no le di más importancia. Al llegar todo seguía sobre lo previsto y acabamos en su habitación “celebrando”. Fue ahí cuando empezaron las cosas raras.

 

No teníamos condones así que fue a pedirle a su compañero de piso. Le pedí un vaso de agua y tardó una eternidad en traerla. Empezó a entrar y a salir de la habitación incontables veces. Las posturas en las que lo hicimos eran trombólicas porque no quería que le mirase ni le viera. Todo me empezó a dar mala espina y me plantée varias hipótesis: ¿Sería que no quería que le viera porque prefería imaginar que yo era otra persona? Lo último fue cuando me pidió que me tapara los ojos y yo me negué. Entonces se puso arisco y me dijo que ya casi iban a abrir el metro, que si quería me acompañaba. Era ya de día y todo me estaba dando mala espina por lo que preferí salir de lo más pronto posible de esa casa.

Él salió de la habitación para avisar a su compañero que nos íbamos y entonces lo vi. Una cámara de fotos en la mesa del ordenador. Tuve un momento de pausa mental y traté de no ser malpensada, pero un mal presentimiento me inundó y abrí la cámara.

Efectivamente; había fotos mías y también de otras chicas. Me había estado haciendo fotos a escondidas, sin permiso ni consentimiento.

 

No sé cuantos segundos estuve de pie con la mente en blanco. Si fueron muchos o fueron pocos. Oí pasos que se acercaban, guardé la cámara en el bolso y me acerqué a la puerta. Antes de que él entrara le dije que ya nos podíamos ir. Por suerte o por desgracia me acompañaron tanto él como su compañero de piso al metro (tenían que ir a trabajar): Digo por suerte porque así no sabrían que había cogido la cámara hasta la vuelta, y por desgracia por qué tuve que andar con dos pervertidos y fingir que no ocurría nada. Sentía que iba flotando y por inercia. Se hizo eterno y al final nos despedimos antes de bajar al andén. Me pidió el número de teléfono, pero al ver mi cara se despidió y se fueron.

 

Durante el trayecto en el metro, estando sola unas cuatro o cinco paradas hasta llegar al transbordo con el tren, me planteé muchas cosas: Borrar toda la memoria y tirar la cámara, ir directamente a la policía con la cámara y denunciar, volver donde vivían y ver que cojones pasaba, pero por más que mi cerebro pensara mi cuerpo no respondía.

Llegué a mi casa asqueada de mi misma y con un nudo en la garganta, conseguí ducharme y al final conseguí dormir de puro agotamiento. Recuerdo que me lave el cuerpo más de tres veces, recuerdo que lloré de la rabia y del asco. Recuerdo las ganas de vomitar. De chillar. De dar golpes. Recuerdo que lloré en la ducha en silencio y nunca se lo dije a nadie.

 

Y no, chicas, ese día no hice nada. Mi cerebro decidió en su momento borrar poco a poco esta historia de la memoria y hasta hace relativamente poco no lo reviví.

 

Fue al mudarme de piso: Cuando tuve que recoger todas mis cosas encontré la cámara de fotos perdida al fondo de una caja. Intenté encenderla (al principio no caí en que era) y tuve que cargarla antes. Cuando se abrió y volví a verlo me dio un vuelco el corazón, empecé a temblar de nuevo. Mi cabeza se inundó de recuerdos de esa noche y de nítidas imágenes sobre lo ocurrido. Al reencontrarme con ella supe que quedármela no fue la mejor opción. Y si, por primera vez: Me pare a mirar (sin mucho detalle) la cantidad de chicas que había.

me grabaron follando

Fue entonces cuando volví a sentir todo ese asco y el odio de esa mañana y por instinto borré la memoria y quemé la tarjeta con un mechero. Después tiré la cámara a la basura. Sé que debería haber denunciado. Pero me faltó valor:

¿Qué caso me iban a hacer después de tanto tiempo? ¿Cómo me iban a tomar en serio si yo estaba allí voluntariamente? ¿Era ese hecho denunciable? ¿Les encontrarían?

Yo me encerré en mí misma y no tuve valentía para afrontarlo, así que hoy me queda compartir mi historia para que si algún día a alguna le pasa algo parecido, podáis reunir las fuerzas para hacerle frente. Porque si, se puede luchar contra esta mierda.

 

Hoy (después de hablarlo con personas expertas) sé que sí: La ley me hubiera amparado y podría haber impuesto una denuncia acompañada de pruebas que le implicaban en el delito, ya que él aparecía en algunas fotografías y también sus tatuajes.

Se le podría haber buscado.

 

Moreiona