Poco me imaginaba yo que volver a estudiar resultaría tan gratificante. Aprovechando que me había quedado sin uno de mis empleos precarios y que en el otro solo trabajaba media jornada de tardes, se me ocurrió retomar aquella vieja idea de opositar que tanto tiempo llevaba rondándome. Ya sé que es supercomplicado y que las opciones son mínimas, pero me apunté a una academia y me puse a ello, que a ilusa nadie me gana.

Me fijé en él ya el primer día de clase. Por guapo, así a primera vista. Pero, conforme pasaban los días, también por esa sonrisa tímida, por cómo meneaba la cabeza para apartarse el pelo de los ojos. Y por lo amable y simpático que era cuando coincidíamos en la máquina de café.

Total, que menudo un aliciente para acudir cada mañana a la academia, incluso cuando había pensado ir solo en días alternos y estudiar en casa el resto.

Allí estaba, puntual como un reloj, maquillada y con un modelito que podía ser cualquier cosa menos lo primero que pillara. Con una ilusión de verlo que ni en mis tiempos del instituto. Al principio me ponía hasta roja cuando me hablaba. Suerte que conseguí dominarlo y pudimos empezar a charlar como dos personales normales. Una tarde incluso me atreví a preguntarle si le apetecía ir a tomar unas tapas al acabar la clase. Y él aceptó enseguida. Esa primera vez fueron unas tapas en un bar cercano, pero pronto le siguieron otras quedadas para ver tal exposición, para conocer ese sitio nuevo… Una noche fuimos a ver una película. Aquello eran citas en toda regla, por más que siempre fueran medio improvisadas y siempre entre semana y sin hacer nada más que charlar y reír…

Me había dicho que también curraba de tardes, aunque, por sus horarios, eran más bien noches. Excepto el fin de semana, que muchas veces trabajaba a jornada completa. ¿Qué os voy a decir? Me tenía tontica perdida, a mí me daba igual quedar a las 5 de la mañana de un miércoles si ese era el hueco disponible. Lo único que quería era confirmar que él sentía por mí al menos algo parecido a lo que yo sentía por él. Si me estaba asentando en la friend zone me iba a llevar un chasco de muerte, pero prefería saberlo y no dilatarlo hasta que fuera demasiado tarde. Un miércoles, después de comer juntos al salir de la academia, el chico me dijo que me llevaba a casa. Tenía que irse a trabajar poco después y le pillaba de camino.

Ya fuera por la lluvia del exterior, por la intimidad del coche o porque me moría por sus huesos y tenía el pálpito de que no me rechazaría, en cuanto paró el coche delante de mi portal… le besé.

Y él me besó… Sin embargo, antes de que ese beso pudiera subir en intensidad, me dio un último pico y se separó de mí. Tenía que contarme algo, me dijo. A continuación, me explicó que yo le gustaba un montón, pero que antes de dar un paso más, debía saber a qué se dedicaba. Y lo que ocurría era… que me he enamorado de un chico de compañía. Resulta que este chico tan adorable se dedica a la prostitución. Lleva como un año en ello y no piensa dejarlo hasta que termine de sanear su economía y la de su familia, que no está pasando una buena racha. Eso puede ser cuestión de otro año más, de unos meses, no lo sabe. No quería que pasara nada entre nosotros sin que yo estuviera al tanto de ello. Cosa que le agradezco sobremanera, porque me ha afectado muchísimo.

Ni siquiera he podido volver a verle. Estoy faltando a las clases y no hemos vuelto a hablar. Me siento fatal, él ha sido valiente y honesto conmigo, y yo se lo pago así. Pero es que, ahora mismo, es superior a mí. No puedo verlo porque me muero por él y soy muy capaz de olvidarme de todo mientras le tenga delante. Y quiero valorar bien hasta qué punto me afecta su… profesión. Porque lo primero ha sido un rechazo terrible, desde luego. Sin embargo, si me paro a pensarlo, me asaltan las dudas. El rechazo sigue ahí, pero no tardo nada en empezar a negociar conmigo misma. Pienso cómo me sentiría si fuera yo la que está en su posición…

Me gusta muchísimo, pero no sé si estoy preparada para aceptarlo y estoy hecha un lío de los grandes.

 

Relato escrito por Van Drade basado en una historia real de una lectora

 

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