Me he enganchado a Gossip Girl. Ahora, en pleno 2019 y con 35 años.

Había oído hablar de Gossip Girl a muchas personas a lo largo de los años pero nunca me había parado a verla. Hasta ahora.

Mi enganche a Gossip Girl comenzó un sábado de abril de esas de sofá y Netflix.

Primer capítulo, segundo capítulo, tercer capítulo…. y cuando me quise dar cuenta el señor marido había llegado de trabajar y yo seguía pegada a la pantalla. Me había enganchado. Como buena millennial y postureadora, lo compartí en mis stories de IG y mi móvil se volvió loco con tanto mensaje privado:

«¿Cómo es posible que no la vieras hasta ahora? Odiarás a Dan. Amarás a Chuck Bass cuando se deje de peinar así. Rufus es un egocéntrico. A Blair le gustan tanto las diademas como a ti. Es genial esa serie. ¿En serio no la has visto antes?»

Todos aquellos mensajes no hicieron más que agrandar mis ganas de Gossip Girl así que yo y mi intensidad, nos hemos metido un maratón casi continuo durante 15 días en los que me he visto las seis temporadas. ¿Y ahora qué?

Me he enganchado a Gossip Girl en tiempo de Juego de Tronos y lo bueno es que no sufro los lunes con los spoilers. 

En serio. ¿Cómo no había sucumbido yo a esta serie antes? ¿Por qué en mi instituto no había taquillas ni Reina Cotilla? Lo que hubiera sido mi adolescencia si alguien hubiera ejercido de reina en ese instituto con nombre de la mujer del Cid….

Ays. La de soplos que hubiéramos enviado mis amigas y yo.

Ays, la de dramas que hubiéramos montado en los recreos cuando nuestros nombres salieran en algún escándalo.

En serio, imaginaciones sobre adolescencias aparte, la intensidad a la que me he enganchado a la Reina Cotilla es la misma con la que veía Compañeros años atrás y comprendí que Élite intentaba ser la Gossip Girl española, pero que es un sí pero no.

Ojalá este vestido en mi armario.

Me enamoré de Dan en los primeros capítulos para luego odiarle fuertemente y terminar con un sentimiento de indiferencia, no llegue a querer a Chuck Bass como tantas me decían por IG pero confieso que el odio del principio se fue transformando en un poco de cariño. Serena me resultaba cansina y lo flipé a lo grande con la Jenny. Mis respetos hacía esa niña y a los cambios en su pelo. Admiré la forma de hacer lo que quiere siempre Lili y me decía a mi misma que me haría amiga de Blair si fuera a mi instituto. No le cogí el punto en ningún momento a Nate Archival y ojalá un verano en Los Hamptons, aunque esto lo llevo pensando desde que vi Castle.

 

Aplaudí al final del último capítulo como los que aplauden al finalizar una película de las buenas en el cine y una cosa os digo, pocos traumas tienen esos muchachos con tanta familia desestructurada.

Qué bonitas las historias de amor donde el amor real siempre triunfa, aunque se rompan tropecientosmil corazones por el camino.

¿Y ahora qué? ¿Me pongo a stalkear por las redes sociales a sus protagonistas como una adolescente tardía?

¿Me decís otra serie para engancharme de nuevo a destiempo y superar esta?