Alicia había sido siempre la novia 10, y nuestra amiga empollona.
No era especialmente guapa, pero sí tenía enganche, tenía seguridad , y un encanto con su ironía, que hacía que los chicos, cuando ella quería, se fijaran en ella.
Cuando empezó la carrera, se centró en ella, para sacar todas las matrículas de honor posibles y poco caso hizo a los chicos.
Hizo un master y entró en una gran empresa, es cuando ahí en el máster ,conoció a un partidazo, guapo, listo, elegante, y aunque fuera de la otra punta de España, luchó por esa relación con uñas y dientes.
Yo acabé trabajando con ella en la misma empresa, en parte gracias a ella, y seguí siendo su amiga, por lo que compartíamos muchos momentos juntas, y de su relación idílica.
En dicha empresa, teníamos varios eventos y jornadas en las que nos desplazábamos a Madrid, una de ellas, fue al principio cuando hubo una fusión, en la que tuvimos que pasar 2 meses allí para formarnos en la nueva empresa.
Yo lo vi una súper experiencia, pero ella sólo hacía que llorar la primera semana, porqué echaba de menos a su familia y a su novio y no quiso relacionarse con nadie, no iba a las cenas, se iba a dormir pronto y los fines de semana siempre iba a casa.
Le dije que tenía que disfrutar de la experiencia, y poco a poco fue a algún encuentro, pero no muchos.
Yo me dediqué a salir mucho, conocí a mucha gente, fueron unos meses fantásticos, y por mi carácter extrovertido, tenía millones de contactos y amigos.
Se acabaron los dos meses y volvimos todos a los destinos elegidos, Alicia volvió con su novio y pusieron fecha de boda, e invitaron a los que estuvimos en Madrid, porqué formamos una gran piña.
Volvimos a Madrid para la elección de las sucursales de la empresa, entonces yo ya veía poco a Alicia, porque ella se fue con su novio a vivir a otra ciudad, y hablamos de lo próxima que estaba su boda.
Un mes antes de la boda, quedamos unos cuantos, de esa “minifamilia”, entre ellos estaba mi amigo, Roberto, el guapete, descarado y extrovertido del grupo, el cual se había cepillado media empresa, pero él y yo decidimos que éramos sólo amigos, y para no romper eso, nunca nos acostamos.
Ese día de borrachera y haciendo coña de todas sus conquistas, me dijo que tenía una que no me creería, y con la que iba “repitiendo” , jugamos a adivinar y no acerté, hasta que con dos copas de más ,me dijo el nombre : Alicia.
No me lo podía creer, no pegaban nada, pero es que ella se casaba en un mes y Roberto iba al a boda.
Le dije que me estaba vacilando y que me enseñara pruebas, a lo que me enseñó conversaciones de WhatsApp con ella, dónde encima se veía como quedaban sólo en el hotel para follar.
Aluciné, mi amiga la mosquita muerta, la novia perfecta, ¿y encima lo invita a la boda?
Roberto me pidió que no dijera nada, me costó, pero lo hice.
Aunque yo le pedí a Roberto una cosa, por respeto al novio y para evitarme incomodidad, creo que lo mejor era que pusiera una excusa en el último momento y no fuera a esa boda, porque yo no podría mirar a la cara a mi amiga.
Roberto cumplió, y yo también, nunca le dije a Alicia que lo sabía.
Por cierto, está felizmente casada y con dos niñas, pero Roberto me cuenta, que…… algún día siguen quedando aunque ya, “mucho menos….”.