Hubo un tiempo en el que decía que me casaría de amarillo (es que me sienta de lujo). Tenía la idea de que fuera al aire libre, sin mucha parafernalia pero con tiras de bombillitas y mesas largas para estar todos juntos…
El caso es que, tras alguna que otra boda con final infeliz, dije: qué cojones, que no me caso. Que esto no va conmigo, que me está saliendo sarpullido sólo de pensarlo.
Lo hablé con mi chico y me dijo un bonito ‘pues tienes razón‘.
Y luego encontré todos los (otros) motivos que se escondían bajo mi «NO ME PIENSO CASAR»:
- La gente pide préstamos para casarse y luego recuperan el dinero O NO. Vamos, que no me hipoteco para tener un techo y me voy a hipotecar para un día. No sé si fumáis orégano o qué, pero yo paso.
- Odio el momento ‘vestido’. Ya sé que hay mil opciones hoy en día: pantalones, trajes, vestidos NO de princesa (porque de princesa tengo lo que de monja), etc. Pero aun así, me da toda la pereza del mundo.
- Soy anti postureo. Me da alergia todo lo artificial, y una boda es igual a postureo: peluquería, maquillaje, puros, sobres con dinero que no representan a quien lo da, MENTIRAS, al fin y al cabo.
- Luego está el momento compromiso: ‘Niña, hay algunas invitaciones que tienen que repartir tus padres y tus suegros a quienes a ellos les haga ilusión’. Casarme. Entre desconocidos. NO.
- Luego ponte de acuerdo también con el chorbi para los amigos:
-Este es mi colega de toda la vida. Viene.
-Llevas sin verle años y le pones verde.
-Ya pero es de toda la vida.
-A mi como si es de todos los tiempos, además me cae fatal. No viene.
Y así con unas 50 personas. Me habría divorciado antes de casarme FIJO.
Sin embargo, me toca casarme. Porque voy a tener un retoño y quiero que su padre tenga el culo cubierto si a mi me ocurriera algo, y él quiere lo mismo para mi. Fin de los motivos, señoría. Firmaremos en el juzgado lo que haya que firmar, comeremos con nuestros padres y hermanos en algún restaurante que nos guste y HASTA AQUÍ MI BODA.
¿Que si soy rara por no estar entusiasmada? Pues no lo sé, y me importa tres coñetes.
¿Que me hace más ilusión ir a ver Harry Potter the Exhibition? PERO MIL VECES MÁS.
Así que nada: declaro oficialmente el fin de la era de los bodorrios-como-única-opción. Hala, casaos como os salga del moño. Ya abro yo la veda de la ranciedad bodil. De nada, guapas.