Queridas mías, os presento a Michi, el gatito que viene a tu vida para hacerte feliz. Palabrita del niño Jesús: no es un gato arisco.

Vale, la primera vez que jugué con Michi tuve un experiencia de lo más grotesca a la par que religiosa, solo le pido a la vida no haber cogido trauma.

Voy a poner esto en anónimo porque me da mazo palo que sepáis quién soy cuando os cuente esto, pero soy una de las colaboradoras de WLS, esto es una review MUY sincera y aunque pueda sonar a autofolladrama, no es más que mi vida misma de ser una pringada al 200%.

Pues nada, me mandaron por sorpresa este juguetito, ya tengo varios y con el único que era realmente feliz era con el Satisfyer, hasta que este lindo gatito llegó a mi vida. Yo no sé si era mi libido, que llevo mucho tiempo sin que ninguna zanahoria se meta a mi madriguera o que al estar acostumbrada a masturbarme a diario y llevar varios días sin tocar a la campanita de mi amor propio había perdido práctica, pero os prometo que tuve uno de los orgasmos más fuertes de toda mi vida.

Como ya he dicho yo me toco unas cinco veces por semana de media, depende de cómo tenga el chocho de hiperactivo, pues nada, me fui de viaje con amigas, compartía habitación y no era plan de tocarme la guitarra estando con otras dos colegas en la misma cama, así que llevaba siete días sin darle mambo a mi cari.

Vuelvo del viaje, voy a casa de mis padres y me encuentro con un paquete que contiene aquí al colega, pienso ‘ay, qué alegría, juguete nuevo para tener un gozo en al alma’, no soy yo fan de los penetratoys, sinceramente, soy más clitoriana que otra cosa, pero es que claro, aquí mi buen amigo tiene ambas cosas.

La parte más grande te la introduces en la vagina y la parte pequeñita va a caer a tu clítoris. Es un juguete ultra suave, blandito y muy amoldable a tu anatomía.  El gatito tiene un botón que son tres en realidad, de la boca lo enciendes y de cada ojo das marcha a una de las dos partes. Con el ojo izquierdo vibra la penetración y con el ojo derecho te vibra el clítoris. Es súper cañero a la vez que silencioso, detalle MUY importante si como yo vives con tus padres o compartes habitáculo con seres con los que no tienes la confianza para masturbarte en dolby surround.

Bueno, pues allá que estaba yo en el piso de la playa, mis padres se habían ido a cenar por ahí yo estaba sola en la habitación, había acostado al abuelo, recién duchada y dispuesta a conocer a mi nuevo mejor amigo. Pues bien, me cogí el lubricante que tenía en el cajón porque no sabía yo si esto iba a entrar suave, ya que pocas cosas que no sean penes de carne humana han entrado ahí dentro, pero vaya, no sé si eran los días, las hormonas o el verano, pero me EMPAPÉ solo con paseármelo por los alrededores de mi edén de Adán.

Os prometo que pocas veces he estado TAN cachonda. Le di a la vibración, empecé a pasarlo por cada centímetro de mi chocho, desde la vagina hasta el clítoris, pasando por los labios, sintiendo la vibración potente, empapándome. Me lo introduje y uf. Llevo desde febrero sin meterme nada ahí dentro y Dios mío, ese agujero está en mi cuerpo para hacerme feliz. Entró solo, de verdad os lo digo, empecé a meterlo y a sacarlo, despacio, sintiendo cómo mis músculos se contraían al rededor del juguete, como lo apretaban con fuerza, cómo despertaban.

Entonces fue cuando le di al otro ojito, cuando empezó a vibrar también la parte del clítoris. De normal tardo en correrme un poco, tengo que ponerme algún vídeo, leer algún relato o concentrarme fuerte en imaginar un escenario que me ponga muy cachonda, esta vez no, es que creo que ni pensé en nada ni en nadie. Simplemente me corrí. Y cómo me corrí, joder.

Pues nada, no conforme con la fiesta que acaba de tener mientras sonaba la orilla de un mar en calma de fondo, decidí volver a la carga, porque una es viciosa de nacimiento y un orgasmo no me había parecido suficiente, allá que volví otra vez a la carga, pero estaba vez enchufando ambas partes al máximo, a tope, a todo lo que da el juguete de sí Y CREEDME QUE NO ES POCO.

Ahí estaba yo retorciéndome entre las sábanas moviéndome para sentirlo y evitando correrme (me encanta hacer eso, aguantar aunque tenga muchas ganas para que luego sea muchísimo más potente), creía que en cualquier momento se me iba a salir del chocho de todo el meneo que le estaba dando (ni amago, es duro como roca), cuando de repente: ENTRAN MIS PADRES A LA HABITACIÓN. 

Os juro que no los escuché entrar, llegar, ponerse el pijama y acercarse a mi habitación. Me vieron moverme y claro, dieron por sentado que estaba puto despierta Y EMPEZARON A INTERROGARME. 

¿Qué has cenado? ¿A qué hora se acostó el abuelo? ¿Mañana te despierto para irnos a andar? ¿Están aquí tus amigas o aún no han llegado? 

TODO ESTO CON EL PUTO MICHI A TODO TRAPO EN MI SANTO COÑO. 

Intenté parecer normal y creo que medio lo conseguí, mi madre se sentó en la cama de enfrente (en el piso de la playa cada habitación tiene doscientas camas), dispuesta a dialogar sin parar y yo os juro que no podía más con mi puta vida. Es que o me corría, o me lo sacaba o me desmayaba. Me levanté corriendo y le dije que tenía que ir al baño porque me meaba encima, corrí como no he corrido en mi vida, rezando a todos los dioses en los que no creo que por favor no se me saliera el puto gato del coño en medio del pasillo.

Llegué al baño, me lo saqué y ahí sí que hacía ruido, parecía una puta taladradora, pero dentro de las paredes vaginales pues parecía un revolver con silenciador. Lo apague como pude y lo lavé PORQUE ESTABA PUTO EMPAPADO HASTA DECIR BASTA. Me senté a hacer pis y me cago en todo, no voy a adjuntar foto de mis bragas caladas, pero la tengo. Qué jodida locura de río dentro de mi ser.

Me guardé a este ser del infierno en el pantalón, lo guardé en la mesita, me acosté en la cama y le dije a mi madre que viniera que ya había terminado en el baño y ahí estuvimos, media hora de charreta mientras escuchaba a mi chocho susurrarme ‘lo tenemos que usar otra vez’. 

Si te pica la curiosidad (y el chochamen) puedes probar un gatito aquí.

Colaboradora secreta

 

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