“Mi marido y una madre del cole se van de vacaciones juntos, ¡solos con los niños!”. Este whatsapp me llegó el otro día, enviado por una querida amiga mía a la que ya no sé cómo decirle “amiga, date cuenta”. 

Resulta que yo tengo una amiga que es un amor de persona. De esta gente que ves y dices “ay, te como la cara”. Y mi amiga está casada con un ser. De esos seres que ves y dices “argh”. ¿Cómo se ha llegado a esta situación? Pues nadie del entorno cercano se lo explica, pero como de momento las cosas no habían pasado de un marido con un morro tremendo que no hace nada en casa y un padre semi ausente, pues tampoco habíamos querido entrar a valorar. 

Pero el otro día la cosa se dio un poco la vuelta. En el grupo de amiguis aparece ese mensaje y claro, todas contestamos en plan “QUÉ”, pero como con tropecientos signos de interrogación. Y entonces mi amiga se suelta y nos cuenta lo siguiente. 

Que le da palo contarnos nada porque no quería contarlo a nadie, pero que ya había llegado al límite. Que lo contó en anónimo en un grupo de mamis y a la pobre le dieron por todos lados, aunque no a malas, solo que le cayeron miles de “amiga, date cuenta”. Aquí estábamos –presumo- todas hiperventilando, nos estábamos poniendo en lo peor y, aunque no llegó a ser lo peor peor, pues lo que nos contó tampoco es que se quede corto. 

Resulta que hay una mami del cole que es vecina suya que se ha hecho muy amiga del marido de mi amiga. Los nenes van juntos a clase y empezaron tomando un café cuando los dejaban en el cole y tal, y bueno, esto nos pareció lo normal porque es lo que se suele dar en nuestro entorno. 

El tema es que ella (mi amiga) lleva semanas de broncas con el marido porque esta vecina se les acopla en cualquier plan que hagan. Hasta si han quedado los dos para ir al cine, ella se apunta. Lo gracioso/curioso es que ella también está casada, pero al plan se apunta en solitario. Así que acaban mi amiga, su marido y la vecina en el cine. Bueno, va, tampoco es tan raro, ¿no? Decía una de mis amigas en el grupo de whatsapp, aunque yo estaba alucinando un poco. 

Pero lo gordo viene en que el marido de mi amiga ha decidido ir próximamente a visitar a sus padres, que viven fuera, y se lleva a los niños, pero es que también se va la vecina con sus hijos. Han pillado un apartamento con dos habitaciones y no sabe muy bien cuál va a ser realmente el reparto de las camas. Esto ya nos hizo saltar todas las alarmas. ¿Somos nosotras unas exageradas o esto huele increíblemente mal? 

Por cierto, que tengo el permiso de mi amiga para contarlo aquí, porque ella dice que no sabe qué hacer. ¿Pagamos entre todas una avioneta que dibuje en el cielo frente a su casa un “amiga, date cuenta” con letras de 50 metros de altura?

 

Anónimo

 

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