Cuando entré en la universidad, hace diez años, hice un buen grupito de amigas. Éramos cinco y, aunque nos llevábamos muy bien todas, yo hice más amistad con una de ellas. Vivía a cinco minutos de mi casa, así que hasta íbamos y volvíamos juntas a la Uni. Además, teníamos gustos muy parecidos: éramos más de planes en casa, jugar a videojuegos y dar paseos de tranquis, mientras que las otras tres chicas eran más de fiesta y botellón. Eso hizo que muchas veces nos bajásemos de los planes comunes y quedásemos por nuestra cuenta. Pero el resto de amigas comenzó a molestarse. No entendían que eso de pasar la noche dando botes en una discoteca no iba mucho con nosotras y que no pasaba nada porque no fuéramos a esos planes en concreto, ya que a todo lo demás sí que nos apuntábamos. Pero para ellas era todo o nada y acabaron alejándose. Así que nosotras nos hicimos íntimas amigas y hasta el día de hoy seguimos siéndolo. 
A medida que fui conociéndola me di cuenta de que, aunque aparentaba estar siempre feliz y bien, todo era bastante más complicado. Ella tenía tendencia a las depresiones, incluso me confesó que había llegado a intentar suicidarse a los quince años. Había crecido en una familia desestructurada en la que el padre las había maltratado a su madre y a ella hasta que las abandonó, tras ser captado por una secta.

secta

Ella le restaba importancia, decía que tenía un tratamiento psiquiátrico que la mantenía bien y que todo era agua pasada. Pero esto no era así en realidad. No terminó la carrera, lo dejó debido a que tuvo varias crisis de ansiedad y dijo que no podía seguir, que mejor buscaría un trabajo y se dedicaría a ganar dinero para independizarse. Pero esto no llegó a ocurrir nunca. Hoy por hoy sigue viviendo en casa de su madre, la cual ni siquiera la quiere allí, y se paga los caprichos con dinero que consigue de vez en cuando con algún que otro trabajo que acepta y abandona cada pocos meses.
Mi mejor amiga resultó ser bipolar, cosa que tardó años en contarme. El tratamiento, ese que según ella funcionaba a la perfección, no siempre lo hace ya que llevan sin revisárselo mucho tiempo. Además, hace mucho que ha dejado de asistir al psicólogo.
He estado todos estos años a su lado, tratando de ayudarla a avanzar y a conseguir trabajo, animándola a acudir al psiquiatra y a terapia para poder llevar una vida lo más normal posible. La he acompañado a consultas médicas, a pruebas, la he ayudado a gestionar ayudas. He lidiado con sus crisis y sus constantes amenazas de suicidio seguidas de horas desaparecida sin dar señales de vida, y la he sacado de su agujero innumerables veces. Pero no sirve de nada.

depresión

Al final lo abandona todo a medias y nunca termina de salir a flote. Considera que hay trabajos que no son para ella porque son «demasiado cutres», otros son demasiado cansados o exigentes y tampoco quiere estudiar ni formarse en nada. He llegado a la conclusión de que, independientemente de sus problemas psicólogos, simplemente desea que la mantengan y seguir viviendo tranquila en su habitación de cuando era niña. Yo lo he aceptado y sigo estando ahí siempre que me necesita, pero he asumido que no se puede ayudar a quien no quiere ser ayudado o a quien directamente no se deja ayudar.
Y así ha sido todo hasta hoy, cuando me ha culpado a mí de su situación. Me ha dicho que si ella está en esta situación es porque yo no he sido una buena amiga, que tendría que haberla llevado a mi casa a vivir desde hace años y cuidarla. Que eso es lo único que necesitaba de mí y que por mi culpa seguía viviendo en casa de su madre, porque con quien debería haber vivido es conmigo.
Me quedé de piedra. Intenté hacerle ver que eso no era posible, que yo no tenía recursos para hacerme cargo de nadie. Ni siquiera vivo sola, comparto piso y siempre llego justa a fin de mes. Pero ella se dedicó a insultarme e incluso a decirme que si se acababa suicidando yo sería la responsable.
Comprendo que ella no está bien y que quizás por eso ha dicho estas cosas, pero me he sentido tan herida que creo que debo alejarme de ella. Al verme en esta situación he entendido por qué todos los amigos que ha ido haciendo en la vida la acaban dejando. Vivir todo lo que yo he vivido a su lado ha sido muy duro y doloroso. He pasado miedo muchas veces cada vez que hablaba de suicidarse y he sufrido viéndola así, además de aguantar muchos embistes por su parte cuando se encontraba en medio de una crisis. Pero de verdad siento que esta vez se ha pasado. Ha ido demasiado lejos y ya no puedo más.
Escrito por Carol M., basado en un testimonio real anónimo.