Hay momentos en la vida en que no estás enamorada de nadie, que no tienes nada en perspectiva, que no tienes pareja ni mucha intención. Que no es que no te gusten algunos, que sí, alguien te hace gracia pero no lo suficiente… Y como el deseo ese de tontería, de suspirar y del ay-omá-qué-rico sí los tienes pues al final te fijas en famosos de la tele, del cine, cantantes o cualquier otra figura pública… Y comentas con tus amigas cada dato que descubres como si de un rollete propio se tratara, lo guapo que sale en esta o aquella foto…
Mi amiga María llama a este fenómeno «los novios de la tele». No necesariamente tienen que ser de la tele ni tú tienes que estar soltera. Valen también famosillos locales con los que coincides en un estreno de teatro, en una manifestación o en el centro de la ciudad aunque si sale en medios de comunicación, mejor, porque da más juego. Luego, en otra liga, está Gasol (¡Un saludo, Lara!).
Cuanto mayor sea el número de sitios donde aparece, mayor será el número de veces que amigas te escriben para comentar sus andanzas, y así, estamos tan entretenidas como lo estábamos las largas tardes adolescentes hablando de chicos. Me refiero, por supuesto, a una adolescencia pava como la mía donde lo más era ver pasar al chico que te gustaba y que una amiga te contara en el recreo que se lo había encontrado la tarde anterior al salir de su clase de guitarra.
Así, de lejos, a veces sin saber ni su nombre, les inventas una personalidad maravillosa por la que suspiras en tus ratos libres… Yo me leo cada letra escrita sobre él y cuyos enlaces me envían mis amigas… Amigas que están tan entretenidas con mi novio de la tele como yo. Si es un actor, puedo verme cada una de sus pelis o todos los capítulos de la serie en la que sale. Si es cantante, veré vídeos en youtube –o vimeo si es de la gente cool–, puede que incluso vaya a algún concierto.
Y ya está: no quiero nada más. No quiero conocerle, no quiero acercarme a él, no quiero un pase VIP para un concierto ni para un estreno. No, no y noooooo. Esto es solo cosa mía y no quiero darle la oportunidad de destrozar mi fantasía… que para eso ¡me busco un novio de verdad!