Mi nueva pareja quiere que tengamos hijos: tengo 42 años

 

Me casé por primera vez cuando era muy joven, tenía veinte y pocos y por supuesto pensé que sería para toda la vida como en cuento de hadas. Tuvimos dos hijos, una niña y un niño y nos pareció más que suficiente. Más de diez años después, comenzamos a tener diferencias que cada vez eran más difíciles de resolver, peleábamos por todo, desde por las tareas del hogar, hasta lo más grave, asuntos de los niños: discrepábamos en las maneras de crianza del otro, en que tan involucrada estaba mi mamá en nuestras vidas, y peleamos hasta por si yo debía seguir trabajando o no, ya que los niños requerían mucha atención. 

Fue progresivo, pero dejé de quererlo y en algún punto tomé la valiente decisión de separarme. Nos divorciamos casi de inmediato y por un tiempo estuve soltera y recuerdo de la época que fue muy tranquila. Tenía unos tres años sola cuando conocí a un chico a través de amigos, comenzamos a salir de manera muy casual y nos fue increíble, vi en él todo lo que sentía que a mi ex marido le había faltado. 

Me sentí completamente segura de que él era el indicado desde el principio, la certeza fue aún más fuerte que la vez anterior, así que cuando me habló de matrimonio, estaba encantada. Quería y necesitaba la oportunidad de redimirme, de sentir que no había fracasado en algo tan importante, y comprobar que había sido una cuestión de incompatibilidad, que habíamos fracasado mi ex y yo como pareja, más no yo como mujer o persona. 

Ese segundo matrimonio se sintió correcto desde el principio, él era increíble conmigo, con los niños y lo había sido desde el comienzo, los trataba como si fuesen sus propios hijos y por eso no me imaginé que querría más, pero poco después de nuestro primer aniversario, me pidió que empezáramos a intentar embarazarnos. Al principio la idea no me espantó, pero comenzamos a buscar y los meses se convirtieron en años, a este punto han pasado poco más de dos, pero por una cuestión de tecnicismo, cuando comenzamos yo tenía treinta y nueve, y ya este punto tengo cuarenta y dos y sí me asusta un embarazo. 

Me asusta la idea de volver a tener un bebé, los trasnochos, amamantar… creí haber dejado todo eso atrás, y no siento que tenga la energía ni las ganas para hacer todo de nuevo. Amo a mi marido, yo tengo dos hijos, que tienen a su padre, pero él no tiene hijos propios y supongo que es natural que los quiera. He intentado hacerle entender que quizás ya no sea la mejor idea, porque además mi tensión arterial no ha sido buena e incluso temo por mi salud si se llega a dar el embarazo, pero él insiste en que uno de sus sueños es tener un hijo con la mujer que ama, es decir conmigo.  

Yo me siento feliz y plena como estoy en este momento de mi vida, y cuando el tema de mi salud entró en la ecuación, terminé de descartar otro hijo por completo. La cuestión es que mi marido no termina de entender que mi decisión está tomada, y sigue insistiendo, señalando lo bonito y especial que seria que tuviésemos un hijo. Entiendo que es importante para él, pero mi posición también lo es para mí, y temo que, si no la acepta, este segundo matrimonio también acabe en divorcio, por mucho que lo quiera.  

Anónimo