Me da un poco de vergüenza contar esta historia, admitir hasta qué punto llegó mi obsesión, pero entiendo que quizá pueda serle útil a alguien leer esto, así que, espero ayudar a quien lo necesite. 

Todo comenzó cuando empecé a leer una serie de novelas de fantasía épica. Desde el primer momento en que conocí al protagonista, me encantó. Era un personaje ficticio, sí, pero para mí, era más real que cualquier otra persona en mi vida en ese momento. Me sumergí tan profundamente en la historia que sentía que podía entender sus pensamientos, sentir sus emociones. Era como si estuviera viviendo en su mundo junto a él.

Con el tiempo, mi obsesión creció. Pasaba horas leyendo y volviendo a leer los libros, imaginando diferentes escenarios y conversaciones con el personaje. Incluso empecé a soñar con él por las noches, como si hubiera traspasado las páginas y se hubiera instalado en mi mente.

Mi novio comenzó a notar el cambio en mi comportamiento. Me veía absorta en mis libros la mayor parte del tiempo, y cuando no estaba leyendo, pasaba horas hablando sobre el personaje y la trama de la historia. Al principio, trató de ser comprensivo, pero con el tiempo, su paciencia se agotó.

Nuestras discusiones sobre mi obsesión se volvieron más frecuentes y más intensas. Mi novio se sentía dejado de lado, como si estuviera compitiendo por mi atención con un hombre que ni siquiera existía. Intenté explicarle que era solo una fase, que eventualmente superaría mi obsesión y volveríamos a la normalidad, pero las cosas solo empeoraron.

Un día, mientras discutíamos nuevamente sobre mi obsesión, él me dijo algo que me hizo detenerme en seco. «¿Te das cuenta de que estás sacrificando nuestra relación por alguien que nunca te va a corresponder?» Sus palabras resonaron en mi mente y me hicieron reflexionar sobre lo que realmente estaba haciendo.

Me di cuenta de que mi obsesión con el personaje de libro había comenzado a afectar seriamente mi vida real. Estaba descuidando a las personas que realmente me importaban por alguien que solo existía en las páginas de un libro. Me sentí avergonzada y culpable por cómo había estado tratando a mi novio, quien había estado a mi lado durante tanto tiempo.

Al final, después de mucho pensarlo, tomé una decisión difícil pero necesaria. Le dije a mi novio que necesitaba tiempo para mí misma, para alejarme de mis libros y mis obsesiones, y reevaluar lo que realmente era importante en mi vida. No fue fácil admitir que mi obsesión había llegado tan lejos, pero sabía que era el primer paso hacia la recuperación.

Durante las semanas siguientes, me sumergí en actividades que me alejaban de mis libros. Pasé más tiempo con amigos y familiares y comencé a hacer ejercicio regularmente. Poco a poco, fui dejando atrás mi obsesión y reconstruyendo las relaciones que había descuidado.

Con el tiempo, mi novio y yo volvimos a reconectar. Había sido un período difícil para ambos, pero nuestra relación había salido más fuerte que nunca. Aprendí una lección importante sobre el equilibrio y la importancia de vivir en el mundo real, en lugar de dejarme consumir por fantasías ficticias.

Aunque todavía disfruto de la lectura y de perderme en mundos de fantasía, ahora sé dónde trazar la línea y asegurarme de que mi obsesión nunca vuelva a dominar mi vida de la misma manera. 

 

Anónimo

 

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