Sí, esto suena un poco sórdido, pero tiene una explicación.

Veréis, yo siempre he aparentado más edad de la que tengo. Con 13 años era súper guay porque podía entrar a las fiestas que hacían en la discoteca de mi pueblo sin que me pidieran el DNI (la mayoría de veces porque otras acababa el portero entrando a por mí y me sacaba sin miramientos a pesar de mi carilla de pena).

Con 18-20 años, tampoco estaba mal aparentar más edad: me relacionaba con gente mayor y siempre se sorprendían al saber que era tan joven. Ya sea por mi físico, por mi forma de hablar o por lo que sea, pero siempre he parecido muy madura.

Acercándome a los 30, la cosa ya empezaba a hacerme menos gracia. El dueño de un bar me echó 40 y cuando vio mi cara me dijo como excusa que es que yo le parecía mucho más madura que su mujer que tenía 37…pero a mí me dejó con el traumita y me rallé durante un tiempo por si tenía demasiadas patas de gallo.

Sobre la misma época, trabajaba de administrativa y había estado ayudando a un hombre a solicitar una documentación bastante complicada. Una noche me lo encontré de fiesta y hablando sobre la edad de la gente me volvió a decir que yo tendría unos 40 años. Le dije que justo había cumplido 30 y su frase fue: “es que eres muy joven para tener tantos conocimientos, por eso pensaba que eras mayor”. ¿Era eso o volvían a ser las patas de gallo? ¡Otra vez rallada!

Una vez pasó la pandemia, decidí cortarme el pelo y sí, hubo gente que me dijo que parecía más mayor con el pelo corto, pero la mayoría destacaban que me quedaba genial. Volví al pueblo con mi chico (al que le había dado por decolorarse el pelo en casa y dejarse como una especie de cresta a sus 34 años) y una de mis amigas había empezado a salir con una chica súper jovencita (tendría 18 o 19 años). Nos vimos por la mañana, nos presentaron y cuando quedamos para ir a comer, la chica le dijo a mi amiga LA FRASE…

“¿Esa señora y su hijo también van a venir?”

ESA

 

SEÑORA

 

Y

 

SU

 

HIJO

 

¡¿Pero por dios santo?! ¡Que mi chico es cinco meses mayor que yo!

Mis amigos no podían para de reírse y la chica sólo les decía que por favor no me dijeran nada. Como son así de cabrones no pararon hasta decírmelo y ella, muerta de vergüenza, se levantó de donde estábamos y echó a correr.

A mí en ese momento me dio un ataque de risa, pero reconozco que me pasé un tiempo contándoselo a todo el mundo para ver si de verdad yo parecía la madre de mi novio… Y todos dicen que es imposible.

Los adolescentes a los que doy clase se piensan que soy más joven porque en los descansos hablo con ellos de política, de juegos de mesa, de discotecas, de pelis, de resacas o de amoríos. Y la gente mayor de mi trabajo siempre se refiere a mi como “niña”. Así que ¿por qué creer sólo a los que me dicen que parezco mayor?

La edad es solo un número, aunque mis patas de gallo sigan aumentando…

 

Orquídea