Nunca he tenido una buena relación con mis suegros y después de lo que os voy a contar vais a entender el por qué. Hace un par de años, mi churri y yo estrenábamos piso y decidí que era buena idea celebrar nuestra primera navidad en nuestro nidito de amor y por qué no, invitar a mis suegris.

PUES NO AMIGAS, CRASO ERROR.

INSERTE AQUÍ ALARMA ROJA, SEÑAL DE STOP, SIRENA DE PELIGRO Y BOMBA NUCLEAR.

bragas

La cosa es que mi novio tiene un Beagle más viejo que matusalén. Es de los padres pero como están muy mayores para estar todo el día sacándolo, lo hablamos y decidimos llevárnoslo nosotros al piso. La verdad es que el animalito se porta genial y aunque adora a mi novio, la relación que tiene con su padre es otro nivel. Como ya tenía la casa limpia y la cena preparada, decidimos echar un polvete navideño rápido de estos de aquí te pillo aquí te mato antes de ducharnos.

Tenéis que saber que el orden y la limpieza NO SON LO MÍO. Yo lo intento, os lo juro, pero es que es superior a mis fuerzas.

Total, que llegan mis suegros y ya os podréis imaginar la fiesta que montó el perrete cuando entraron mis suegros en casa. Parecía que le había tocado el euro millón al animalito.

En eso que estamos cenando, escuchando el discurso político de turno de mi suegro cuando veo al perro meneando el rabo tieso como si no hubiera un mañana con un objeto no identificado en la boca.
Y yo, que no veo tres en un burro porque nunca me pongo las malditas gafas, voy y le pregunto que qué lleva el perro en la boca a mi chico mientras me hace aspavientos con la mano para que me calle, pero claro, tenía tal careto el pobre que yo en ese momento sabía si hacerle la  maniobra de eimlich porque se ha atragantado con el hueso de una costilla o es que le estaba dando un ictus.

Y el animal, ajeno al drama familiar, se sube en las rodillas de mi suegro y le da su trofeo. Y en este punto, aclaremos una cosa:

EL TROFEO ERAN MIS BRAGAS.
MIS BRAGAS.
MIS MALDITAS BRAGAS SUCIAS DEL PRIMARK.

Mi suegro quitándole a mi perro las bragas

Bragas que había dejado en mi cuarto abandonadas tras el polvete rápido y que mi perro había pensado que era buena idea regalar a mi suegro. Encima eran de las viejas y roídas que nunca tiras porque son las más cómodas. Pues esas.

Miré a mi novio, que estaba del color exacto de la pared gris con gotelé y a mi suegro, que tiró las bragas discretamente debajo de la mesa y se limpió con dignidad la mano en el mantel e hicimos un pacto tácito de no decir nada más en toda la noche.

Eso sí, mi suegra, que es una cachonda, me sigue regalando bragas por navidad.

bragas

 

Anónimo