Mi primer novio se marcó un Ted Mosby

La Oreja de Van Gogh cantaba algo así como que el amor verdadero es tan solo el primero y los demás son solo para olvidar. Pues en mi caso, ni lo uno ni lo otro amigas, lo que sí os puedo decir es que no se me olvidará nunca que mi primer novio me dejó de mala manera, cobarde y poco imaginativo.

Corría el año 2009, yo estaba estudiando bachillerato y era ingenua y feliz pensando que mi mayor preocupación era el examen de Lengua del día siguiente. El día de mi cumpleaños se presentó ya torcido desde primera hora cuando mi madre, con las prisas de la mañana, me derramó el café por encima y tuve que cambiarme de jersey. 

Llegué tarde a clase, me cayó bronca y en el recreo comprobé que no tenía ningún SMS del que era mi novio en aquel momento. Se lo conté a mis amigos, me desahogué un poco y me enfrasqué en mi rutina hasta la hora de salir. 

A la hora de comer, mi novio me llama al fijo (qué vintage suena todo, ¿verdad?). No me felicita ni nada, se limita a decirme que se ha agobiado con la relación, que tiene que centrarse en sus estudios y que va a dejar pasar el finde para pensar, pero que seguramente lo mejor sea dejarlo. Ah, y que se va fuera al pueblo de su tía, que estará incomunicado hasta el domingo. 

Si esto, así de entrada, suena duro, imaginaos para una criaturita que cumplía 17 años. 

Me quedé muy en shock y no paraba de vomitar y de llorar. No solo era el mazazo de dejarme sino de poner al día a tooodo el mundo y reestructurar los planes de mi cumple. Encima no era capaz de concentrarme con la maldita sintaxis y temía suspender el examen. Me agobio solo de acordarme, pero creedme que no todo fue tan malo.

Para empezar, mi familia estaba destrozada de verme así y sabían que no podía hacer el examen. Mi abuela me acompañó al día siguiente al médico por lo de los vómitos y como tenía un justificante pude hacerlo otro día (solo faltaba que el mamón me jodiera la nota media). Mis diferentes grupos de amigos se coordinaron de tal manera que no me quedé sola un solo día en aquel finde y no tuve una fiesta de cumpleaños ¡sino tres! Me hicieron unos regalos chulísimos, algunos hasta los conservo aún.

Y en cuanto a mi novio, le dio por aparecer justo antes de irse al pueblo para darme su regalo, porque claro, ya lo tenía comprado y estaba feo no dármelo. Yo esperaba con la carita empapada a que llegara con… mira no sé con qué, pero me trajo el DVD de Amélie, que hasta la fecha solo la tenía pirata y quería verla en versión original, así que OK. 

Fue un trago un poco desagradable para un adolescente, pero de todo se sale y mis amiguis se portaron de diez. Años más tarde, viendo Cómo conocí a vuestra madre, vi que Ted Mosby le había hecho lo mismo a una de sus ex, pero la chica en cuestión le acabó dando su merecido con carácter retroactivo unos añitos después. Yo me reí, me reí mucho. Y no, nunca he sentido la necesidad de una vendetta, pero verme tan reflejada en la serie fue mi forma particular de poner punto y final a aquella historia.

Ele Mandarina