Mi suegra me odia, por… ¿estar gorda?

Por fin encuentro a una persona afín a mí con la que sentirme cómoda. Es dulce, amable, sensible, cariñoso, inteligente, en fin, me siento con él muy bien. Pero no todo podía ser perfecto…no, ¡ahí estaba mi suegra! Desde que empezamos a salir, ella manifestó en varias ocasiones a mi novio las ganas locas que tenía de conocerme. La definió como una mujer muy moderna, poco tradicional y a la que no le gusta seguir las normas; eso a mí me motivó y me hizo ilusionarme por conocerla también, pero no sabía yo la que se me venía encima.

Por fin llegó el momento esperado de conocernos, y la verdad, no me encontré con una persona alegre como me había imaginado en mi cabecita, sino más bien una persona agria, cortante y que no me hablaba con ningún respeto. Antes de nada, decir que soy una persona más bien callada, prudente, tranquila, vamos de las que sonríen y se callan por no ofender. Las primeras frases que me dijo fueron: “anda, veo que vistes mucho de negro, ¿lo haces para disimular que estás gorda?”, “es que a mí no me gusta la ropa que llevas, hay que vestir con más alegría”, o “¿por qué tienes un pie tan pequeño si eres tan grande”? (uso un 37 y mido 1.60, llámame loca, pero yo creo que la relación pie/altura está bastante bien). A raíz de obsesionarse para mal con mi físico y tener una verborrea constante sobre mí y mi forma de vestir cada vez que me veía, le siguieron otra serie de frases maleducadas constantes a todo lo que yo hacía, decía, opinaba, y un largo etcétera. Si llevaba a mi novio al teatro, de repente le llegaba a él un Whatsapp de ella diciéndole “siento que tengas que ir a un sitio tan aburrido por ella” (la señora lleva sin ir al teatro más de 20 años), si nos vamos de viaje, a donde sea porque viajamos bastante, ella opina “ya podríais haber elegido un destino bonito, como Holanda, y no ese sitio tan feo al que vais” (la señora no ha salido de España). Y ya para terminar, está obsesionada con que soy pija y no para de hacer comentarios sobre nuestro estilo de vida (donde yo me hago cargo de la mayor parte de los gastos y en vez de estar alegre por su hijo, no para de criticar). Que sí, señora, que me lo puedo permitir básicamente porque no tengo hijos ni hipoteca, pero no tengo por qué darle explicaciones de cuanto dinero tengo ahorrado en mi cuenta corriente.

Para colmo, el 90% de las veces me hace los comentarios a solas y a escondidas de mi pareja, por lo que cuando estoy hasta ahí abajo y exploto con mi novio para decirle que no puedo más con su madre y que es una persona super maleducada, y que no se puede ir diciendo esas cosas a las personas y menos cuando te las acaban de presentar, me dice que exagero. Ah, y también me dice que es que su madre es super sincera y le gusta decir las cosas a la cara.

Uno de mis grandes errores con ella fue sentirme insegura y triste. Que a la señora no le gustaba que yo fuera de negro, pues al día siguiente iba de rojo o una camisa de flores, ¿y acaso creéis que ese día le gustaba mi vestimenta? Pues tampoco, básicamente no le gusto ni le gusta nada de lo que yo haga. Como mucho me decía “anda, qué zapatos tan bonitos llevas hoy, no como todo el resto que tienes”.

Porque una de mis premisas es el respeto hacia las personas y tratar de ofender a alguien por su físico está hiper lejos de mis límites, pero si yo le dijera a esa señora lo que pienso sobre su apariencia, como viste o como se peina y lo mal que le queda, ya os digo que temblaría la tierra.

 

Mérida