Supongo que todo empezó poco a poco, construyéndose lentamente. Nunca he sido una madre que deje a mi hijo con los abuelos y se desentienda, tampoco he salido de fiesta y se lo he dejado a mis padres más allá de un par de horas de reset cuando mi pareja y yo nos hemos visto muy saturados, algo de manera muy ocasional. Pero cuando he tenido que trabajar si han cuidado del peque ellos, los maravillosos abuelos.

Porque sí, los abuelos acaban siendo luz, acaban siendo respiro y paz. Miman, cuidan y tienen ese brillo que sólo da la experiencia y el simple disfrute. Pero como con cualquier aspecto en la vida, todo con límites. Porque no sé en qué momento mis padres empezaron a actuar con mi hijo como si fuese el suyo. Y un día, mi madre dijo que su nieto era como un hijo más y ahí ya empezaron a saltar mis alarmas poco a poco.


Empecé a notarlo cuando estando con mis padres mi hijo tropezó y se asustó, y por tanto, se puso a llorar. Mi nene como siempre, me buscó con la mirada y me pidió upa y teta y al segundo, mi madre me lo arrancó de los brazos para consolarlo. Decidí dejarlo en un caso aislado, pero este tipo de comportamientos se fue repitiendo. Con la comida, por ejemplo, cuando decidimos hacer blw, o con la teta, cuando la decidí alargar en el tiempo más allá de lo que mis padres creyeron lo normal.

Un imponer, un «hay que dejar la teta ya», un «no le vas a dar trozos» y una autoridad que era la que usaban conmigo cuando tenían poder sobre mí cuando era más pequeña.

Y he dado trozos a mi hijo, daré teta hasta que yo quiera y educaré a mi hijo como pueda y queramos, que para eso somos papá y mamá. Lo que me da rabia es sentir ese trato con el que me educaron mis padres en mi hijo ahora, esa imposición de la que he tratado de huir durante gran parte de mi vida. Y que ahora, que soy adulta ya, sigan tratándome como si no pudiera tomar decisiones por mí misma.


Ojito, que adoro la relación tan especial que crean con su nieto, se me cae la baba cuando veo a mi padre perder 40 años de golpe y tirarse al suelo con mi chiquitín,  pero sólo pido que actué con su nieto como lo que es, no como si fuese su propio hijo. Porque la hija soy yo, pero ya adulta, así que solo pido que me dejen  ser madre, equivocarme, volverme loca a ratos, pero disfrutar de mi maternidad y compartirla con mi compañero de vida que es el padre de mi criatura.

Que nos mimen, nos saquen sonrisas y mimarles también a los abuelos. Pero con este nuevo rol, que imagino que ellos también tendrán que ir aprendiendo con el tiempo. Porque el papel de abuelos, supongo que a veces también pueda costar un poco hacerse a él. Y dejar el papel de padres a un lado. Aprender, dejar hacer y disfrutar.

 

Whirlwind