M(p)adres en la playa: ¿con cuál te identificas?

 

Con este caluroso verano, solo dan ganas de torrarse al sol en alguna playa o piscina. Lo tienes todo: tu bañador favorito, la toalla, el bronceador y hasta tu flamenco hinchable cuando, de repente, te toca al lado una familia con niños pequeños. No hay mojito ni piña colada que te ayude a relajar el ambiente. Ojo, yo soy madre, ¿eh? Pero una madre consciente de que a veces mis retoños son un poco intensos. 

Después de pasar unas vacaciones en la costa, vengo a catalogar qué tipos de familia me he encontrado entre sol, arena y playa. 

Los implicados

Con más juguetes que un Toys «R» Us y con tanta comida que alimentaría a toda la playa, esta familia es la bomba si eres el pequeño de la casa. Tienes desde un súper tractor escala real hasta un bocata de Nocilla en ese mágico bolso playero. A tu disposición. Gracias al incalculable número de chismes que se han traído, su castillo suele ser el más molón de su área. Por supuesto, sus estómagos son los más llenos: aceitunas, cacahuetes, patatas, fruta…, si te descuidas, te sacan un plato de lentejas. Y tienen juegos de mesa, parchís/oca y dominó, como favoritos. 

Los acojonados

“No te metas muy al fondo. Solo por el tobillo. Mira, mejor sal. Ya volveremos cuando tengas 18 años”. Son un pobres sufridores. En el ratito que pasan en la playa, pierden años de vida. Cada paso que da su hijo, les provoca un microinfarto. Lo intentan, pero a la hora deciden marcharse, prometiéndose que el próximo verano lo volverán a intentar. 

playa

Los precavidos

Criatura con dos litros de bronceador, manguitos, chaleco, colchoneta, gorra…, a la que no permiten meterse en el agua sin superar las dos horas de digestión. Si sale del agua le ponen una chaqueta, que se resfría. Y las chanclas, para evitar quemarse los pies. Toda precaución es poca, amigos playeros.  

Los noveleros

“Novelero” es una palabra de mi tierra canaria, pero que me viene al pelo para explicar este perfil de m(p)adres. Son aquellos aventureros, que se apuntan a un bombardeo y a meterse en el agua, aunque sus criaturas se nieguen. Cogen olas, se divierten como los críos que tienen y que prefieren ver la vida pasar bajo la sombrilla. 

Los de “haz lo que quieras, mientras no me molestes”

Fácilmente localizables en el bar más cercano, con una birra y una tapa de boquerones. No quieren ser molestados, pero tampoco molestan a nadie. Camuflados con gafas de sol, son vigilantes en la distancia.

También existe la variante de esos m(p)adres que se echan la siestecita tras leer media página del libro que tienen pendiente desde hace 6 meses. 

En cualquier caso, coinciden en que no han traído comida, ni una triste botella de agua. Lo que necesitan suele estar en el chiringuito que les permite escaparse y disfrutar de ratos de soledad. 

También los sueles escuchar decir: “Niño, no me toques que estoy sec@”. 

la playa

Los primerizos

Se les identifica por estar todo el santo rato sacando fotos con el móvil. Cada 30 segundos, su bebé hace algún gesto merecedor de ser tomado como instantánea digna de recordar en el futuro. “Ay, se está comiendo la arena”, súper tierno. Viven a través de sus pantallas, grabando en ellas lo que deberían plasmar en sus retinas. 

Los que se llevan a toda la familia 

Suegra en silla plegable incluida. Primo adolescente pegado al móvil, en el pack. Palas en la playa, pelotita tocando los huevos a los vecinos de toalla. Chillidos para sacar a los niños del agua, abuelo escuchando el fútbol en su radio. Sabes por dónde voy, ¿verdad? 

 

¿Y tú? ¿Qué tipo de m(p)adre eres? ¿Eres de llevar el tupper con la tortilla o de comerla en el chiringuito? ¿De cargar con mil juguetes o de ir con la toalla y da gracias? ¡Cuéntame! 

 

Anónimo