Nadie entiende mi sentido del humor y siento que me quedo sola

 

Hoy quiero contaros un capítulo muy personal de mi vida; no soy una persona excesivamente sociable y eso hace que me cueste mucho relacionarme con el resto de la gente. Ante esa ansiedad social que me produce relacionarme con desconocidos, la única herramienta que conozco es el humor. Intento hacer cometarios graciosos para romper el hielo, pero desafortunadamente eso no funciona tan bien como yo esperaba. 

Es algo vergonzoso y frustrante para quién lo ha experimentado; hago un comentario y suelto sin querer una risa estruendosa esperando una sinfonía de carcajadas a mi alrededor, pero en cambio, solo recibo miradas de total desconcierto y eso me hace sentir pequeña e insegura. 

A veces me pregunto si me pasará algo raro. Mi sentido del humor, parece ser un lugar donde mis chistes están en un idioma propio y exclusivo.  Eso me hace cohibirme muchísimo porque me siento como la presidenta de un club de risa del que nadie más es miembro.

Ante eso lo único que se me ocurre hacer es quedarme en silencio, participo como oyente de un coro de voces donde parece que todo el mundo tiene el humor sincronizado. A veces sus comentarios me parecen graciosos, aunque la mayoría de ellos no y me planteo sí que tendré el sentido del humor atrofiado o estaré en el lugar equivocado.

Es una sensación curiosa, porque cuando me relaciono con gente de confianza y me siento cómoda, suelo ser una persona de conversación fluida. Las personas que me conocen suelen disfrutar de mis ocurrencias, pero ya no se si es porque en realidad les hace gracia, porque me conocen y saben como soy, o porque lo hacen para que no me sienta mal. 

Hay quien dice que mi humor es algo sarcástico, no demasiado negro, pero si, quizás en ocasiones políticamente incorrecto. No soy una persona a la que le guste ser hiriente, no me cebo con la desgracia ajena ni con las características de los demás. Más bien soy una persona a la que le gusta reírse de sí misma. No me importa resaltar mis defectos en clave de humor, reírme de mis desventuras o contar de forma jocosa las anécdotas de mi día a día. Me identifico mucho con Chandler de Friends, pero él hacía reír a mucha gente y yo solo consigo caras rancias. Quizás tengo el sentido del humor obsoleto, desacompasado con el mundo que me rodea.  En realidad, no lo sé, pero lo que sí tengo claro es, que esta “tara”, me está costando mis relaciones sociales. La gente me mira de manera extraña en la oficina, no me atrevo a participar en sus conversaciones y cuando estoy en la calle, no consigo conocer a gente nueva porque no sé de lo que hablar. 

Mi sentido del humor es como una comedia personalizada. Creo chistes que son tan míos que, a veces, me pregunto si incluso yo misma los entiendo del todo. Pero ¿debería conformarme con la risa fácil? ¿Cambiar mi sentido del humor para encajar? 

Sinceramente pienso que en un mundo que cada vez es más lineal mantener mi estilo personal es importante. Entender que forma parte de mi personalidad, de mi forma de ser. Quizás mis ocurrencias no sean para todos los públicos, pero son mías y a mí me hacen reír y sentirme yo misma. En la particularidad de mis risas, he descubierto la libertad de ser auténtica y quizás el precio que deba pagar sea el aislamiento social. Así que, si andar sola es mi destino, por lo menor me iré riendo por el camino. 

 

Lulú Gala.