Estoy alucinando un poco, hace un par de semanas otro amigo me vino sonrojado con la historia de ‘tía, nunca se lo he dicho a nadie, pero no se me levanta siempre que quiero follar’,

Y digo esto de que flipo un poco porque con la tontería ya van 5 señores que me vienen con lo mismo y no os hacéis una idea de cuantísimo tardan en decírmelo. Ya no hablo solamente de los meses de escucha y safe space de los que necesitan, si no de la cantidad de minutos que se toman antes de ‘soltar la bomba’.

El primer chico con el que afronté esto fue pareja mía, éramos jóvenes yo tenía 17 años y el 18 y no se le levantaba. Nunca. Bueno, miento, se le subía y se le bajaba, pero jamás pudimos llegar a practicar sexo como tal porque era físicamente imposible. Él me hacía de absolutamente todo a mí, pero jamás me dejaba que yo le hiciera algo a él, a base de insistir descubrí el problema: su pene no se ponía duro de ninguna de las maneras. Y sí, yo le ponía cachondo y sí él me quería y sí el problema no era ni suyo ni mío. Que nos encanta buscar culpables.

Me consta que ahora está con un chico, así que es gay o bisexual al menos, pero ese no es el motivo por el cual no se le levantaba. Fue a una sexóloga durante muchísimas sesiones y descubrieron que tenía una especie de trauma por sentirse inferior, todo el tiempo creía que no iba a poder dar la talla, la presión psicológica que tenía no le permitía disfrutar, por tanto no le permitía ser libre, por tanto no se le levantaba. A base de esfuerzo, trabajo y ayuda personal, lo superó.

Después de él vino mi mejor amigo de la carrera, yendo súper borracho, una madrugada a las seis de la mañana volviendo de la discoteca. ‘Nunca se lo he dicho a nadie antes, pero necesito soltarlo, no se me levanta’. Sin mirarme a la cara, con los ojos clavados en el suelo y deprisa y corriendo, quitándose el peso del encima, como si fuera algún defecto suyo, algo que está en su mano, algo que es culpa suya.

Queridas, una vez más, ya vale de buscar culpables. Queridos, sucede, más de lo que os pensáis y no pasa absolutamente nada, el mundo no se va a acabar, no sois menos hombres, os podéis tratar y tanto si conseguís superarlo como no, no sois mejores ni peores personas. Just saying.

Después de contarle la historia de mi primer novio me confesó que a él le pasaba algo parecido, que las chicas con las que llegaba a ese punto era porque le gustaban muchísimo, que se acostaba o intentaba acostarse con muy pocas justo por eso, porque se sentía infravalorado, juzgado y no a la altura. Este no fue al psicólogo se dedicó a autoescucharse, autoconocerse y autodejardejuzgarse. No todos pueden hacerlo así, pero él lo hizo y también le funcionó.

El tercero que me vino con la vaina fue en mi año de Erasmus, igual: un chico que se siente escuchado, no juzgado y tiene la confianza y la comodidad de poder decir algo y sentir que nadie le va a herir por ello. Maldita masculinidad, cuánto daño os hace. Con este cometí un error, éramos siempre tres colegas, íbamos a todas partes juntos, dos chicos y yo.

Cuando me lo contó le dije que se lo dijera también al otro, que seguro que lo entendía, que a lo mejor también podría haberle pasado y que como los dos tienen pene, pues seguro que se sabían ayudar mejor. Que yo al fin y al cabo tengo chocho y poco entiendo de la vaina, más allá de experiencias personales.

Pues nada, cuando se lo contamos al otro aquí mi colega hizo justo lo que no tenía que hacer: ‘Qué dices tío, a mí es que nunca me ha pasado, pero jamás de los jamases. Yo siempre doy la talla, tío, no puedo decirte nada, porque a mí no me ha pasado nunca, pero nunca, nunca, eh. Jamás’.

THANKS FOR YOUR HELP, BUDDY

Intenté volver a hablar con él del tema, pero se cerró en banda, NORMAL. Luego le escribí un texto super largo en whatsapp intentando convencerle de que era algo que pasaba, que podía recurrir a un profesional y que en el momento en el que dejase de verlo como algo que era su culpa seguro que se solucionaría. Y que en caso de que no pasara, no pasaba nada. El sexo no se reduce a la penetración, estamos cansadas de decirlo.

Luego me he encontrado con dos más en mi segunda carrera, mis mejores colegas a día de hoy, a los cuales veo y amo y estos sí que se han sabido ayudar entre sí. Uno lo tiene ya súper bajo control y el otro está en ello. Gracias a diosito tiene un novio que le apoya, que es paciente y que le hace creer la realidad, que no pasa absolutamente nada y que juntos lo superarán.

A lo que voy, SUCEDE. Si con veinticinco años yo me he encontrado con 5 señores que han sido capaces de contármelo, estoy segura de que son MUCHOS más los que forman parte de mi vida y nunca me lo han dicho, ni lo harán probablemente y otros MUCHÍSIMOS que jamás voy a conocer. Así que, amadas mías, normalizadlo, os podéis encontrar con tíos a los que les pase y no pasa nada. Ellos tienen complejos como nosotras, miedos como nosotras y tienen la putada de contar con una educación emocional de puta mierda y no saben ni cómo empezar a hablar de ello.

Chicos, si os pasa, NO PASA NADA. De verdad de corazón, no pasa absolutamente nada. Hay forma de tratarlo, todos los casos que yo conozco se masturbaban sin problema y solo tenían movida a la hora de compartir la cama con otro ser humano, con psicología, ayuda profesional y un poquito de esfuerzo y de superar miedos y barreras, se consigue superar. Y en caso de que tengáis una enfermedad real que no se reduce a vuestro cerebro que no funciona como debería en ese aspecto, pues no pasa tampoco nada, porque se pueden hacer mil cosas que no son penetrar para pasarlo bien, disfrutar y sacar provecho del maravilloso mundo del sexo.

El feminismo tiene muchísimo trabajo que hacer y normalizar algo como esto, tratarlo como se merece y no sentirnos responsables de que suceda, es parte de la lista de cosas pendientes que tenemos. Así que, ya sabéis, nadie tiene la culpa, todo tiene solución y no dejamos de querernos más o menos porque sucedan cosas como esta, estés en el lado de la historia en el que estés.

Redacción WLS