Todo chico que me ha gustado yo no le he gustado a él,  si hay un hecho que se ha repetido constantemente en vida, es ese. Desde mi más tierna adolescencia hasta ahora y la mitad de mis 20’s. No tengo suerte en asuntos del corazón.

Recuerdo el primer chico que me gustó, éramos amigos desde pequeños. Además tenía unos ojazos verdes de gato y encima un año más mayor.  Cuando se me empezó a notar que él me gustaba recuerdo que me dijo que yo nunca podría estar con un chico guapo. Imaginad como se desarrolló mi adolescencia; tenía la idea de que era un orco, mi autoestima o seguridad en mi misma estaban por los suelos y creía que en mi vida estaría con alguien.  Un año más tarde mi siguiente episodio de “drama-teen” fue un chaval que parecía interesadísimo en mí y yo me pillé por él como una boba. En realidad solo estaba siendo majo porque quería tema con mi mejor amiga.

Mi primer beso fue totalmente por presión social y con alguien que ni siquiera me atraía. Es tan triste pensar como con 15 años los demás pueden hacerte sentirte tan rara por algo tan tonto como no haber besado a nadie. Desesperada por no tener suerte con los chicos mientras mis amigas no paraban de ligar, empecé a conocer chicos por Internet. Mal hecho, porque hoy en día hay aplicaciones un poco más seguras como puedes ser “Tinder”, pero en aquella época existía “vota mi cuerpo” o “terra chat” donde no he podido llegar a conocer a mayor panda de degenerados y pervertidos en toda mi vida. Sin embargo yo era una ilusa, enamorada de la idea del amor. Solo quería tener novio, y ser como las demás.

infiel

Por casualidades de la vida me puse un poco más mona, pasé de patito feo a patito aceptable. Empecé a salir con un grupo de chicas mayores que yo, que iban con muy malas influencias. No obstante era mi momento de rebeldía y edad del pavo a más no poder. Nunca atendí a las razones de mi familia de por qué no debía ir con esa gente. Me volví más realista, acepté que nunca iba a estar con un chico que me gustara. Al final yendo con esa gente conocí a mi primer y único novio. Tuve con él una relación larguísima que terminó por falta de conexión. Si analizo lo que hice, fue conformarme con el primero que pasó. La desesperación, el hecho de querer ser como las demás, tener ganas de tener novio sin importarme si era alguien que tuviera algo en común conmigo.

Desgraciadamente volvieron todos mis demonios e inseguridades cuando volví a conocer chicos. Me considero una mujer hecha y derecha,  tengo mis complejos pero intento que no me afecten. Pensé que después de todo ese tiempo quizás mi suerte sería mejor, pero no, ahí estaba mi maldición con los hombres, a la vuelta de la esquina acechando. Me recuerda al anuncio de compresas de hace siglos de “¡hola! Soy tu menstruación”. Conmigo pasa exactamente lo mismo… ¡Hola! Soy tu maldición!

 Soy gafe, me ha mirado un tuerto,  alguien tiene un muñequito vudú con una aguja en mi corazón. Este año me han gustado dos chicos. Lo gracioso que tampoco quería nada serio, entre mis prioridades ahora no está el tener pareja,  pero con los dos me ha pasado lo mismo: no les atraigo y esto me duele. Ya sé que no se puede obligar a nadie a que le gustes pero estoy muy de bajón porque me han devuelto la inseguridad y el hecho de sentirme como la adolescente patizamba que un día fui. Mi conclusión (y lo que soy consciente que tengo que cambiar) es que mi estado emocional depende demasiado de cómo me ven y me tratan los demás. ¿Soy la única? ¿Me podéis echar una mano?

Anónimo