“No es para tanto”: cuatro palabras que no sirven absolutamente para nada 

¿Sabes ese momento en que tu amiga queda contigo para contarte algo y cuando lo ha soltado todo, sientes el impulso de decirle “no es para tanto”? Te voy a decir lo que debes hacer: 

  1. Saca la lengua ligeramente entre la fila de dientes superior e inferior. 

  2. Junta ambas filas de dientes con tu lengua aún en medio mientras repites “es invalidación emocional, es invalidación emocional…”

  3. Repite el proceso cada vez que quieras soltar por la boca esas palabras tan inútiles. 

Si es que, cariño mío, ya sea bueno o malo lo que te esté contando tu amiga, tu madre o cualquiera que escriba en el foro buscando apoyo, ¿es muy necesario reducirlo todo a “lo que te pasa no tiene importancia”? 

Entendamos de una vez por todas una cosa: tú eres tú y el resto del mundo es el resto del mundo. Es decir, tu forma de procesar un hecho no tiene nada que ver con la forma en que otros procesan lo mismo. Y viceversa, claro. Todo ser sobre la faz de la tierra que te está rodeando tiene su propia manera de atravesar una situación. 

Pongamos un ejemplo: tu amiga te cuenta que su novio deja la casa hecha un cristo día sí y día también. Te lo cuenta enfadada, angustiada, pues ella es una chica muy ordenada y además, ver la casa aseada le aporta paz mental. Y tú vas y le dices: “no es para tanto…” 

Vayamos por partes… Puede que tú seas como el novio de tu amiga. Puede que el estado natural de tu casa sea el de “catastrófico”. Estupendo, legítimo, nadie va a entrar a juzgarte por ello. Es tu humilde morada y a nadie le importa que parezca que la ha arrasado un huracán. Ahora bien… ¿tu amiga y tú sois iguales? ¿No, cierto? Sois personalidades diferentes. La cuestión aquí es: ¿qué necesita tu amiga en ese momento? ¿Qué veas la vida desde tu prisma y lo sueltes sin filtro… o que hagas el esfuerzo de entenderla? 

Tu amiga acude a ti porque necesita desahogo, porque esa situación que para ti no es nada, a ella la está sacando de quicio. No necesita a alguien que le quite todo valor a lo que está sintiendo. Porque querida, tú no compartirás su visión de la vida, no te pondrás en ese estado de nervios cuando veas tu casa desordenada. Pero eso no significa que los sentimientos y emociones de tu amiga sean menos válidos que los tuyos. 

La invalidación emocional también se aplica a lo positivo de la vida, ojo. Solemos hablar de ello cuando se trata de contar algo negativo, pero la misma rabia da contar algo bueno y que te respondan con esas cuatro malditas palabras. 

Viene tu amiga y te dice que un chico al que conoció hace poco está teniendo unos gestos con ella que, desde su perspectiva, son dignos de alabanza. Tú, que tienes un chico estupendísimo de la muerte y que te trata como una princesa, le respondes con un: “no es para tanto”. 

Chica, ¿qué necesidad? Sabes que tu amiga lo ha pasado mal anteriormente. La estás viendo más feliz que una perdiz. ¿Te va a dar una úlcera de estómago si le acompañas en su felicidad? Si la muchacha anda feliz por lo que sea, anímala a celebrarlo de algún modo. O, como mínimo, dile aquello de “jo, tía, cuánto me alegro por ti”. 

Por cierto, esto es aplicable también, como he dicho anteriormente, a las chicas que escriben en el foro. No las conocemos. No conocemos su pasado, su entorno, su personalidad. La amabilidad y la empatía son gratis y no se desgastan con el uso. 

¿No sabes qué responder entonces? He aquí mi buzón de sugerencias: “siento lo que estás pasando/ sintiendo”, “sabes que somos diferentes, pero siento que lo estés pasando así y aquí me tienes para escucharte”, “cómo me alegro de que estés tan feliz”, “ojalá tu felicidad dure mucho, disfrútalo”. ¡De nada, baby!

 

Mia Shekmet